La exposición se celebra en el Pera Museum de Estambul gracias a la colaboración del Consulado Honorario de Colombia, la Embajada Española y el Instituto Cervantes de Estambul e incluye una selección de 64 obras pictóricas organizadas temáticamente en seis secciones: Naturalezas muertas, Versiones, Corridas de toros, Circo, La vida en América Latina y La gente latinoamericana.

Sus temas de siempre

En “Naturalezas muertas” se recoge especialmente la obra perteneciente al período de los años 60, una época en que la pintura de Botero se nutre básicamente de su seducción por una imagen que va más allá de la simple composición de frutas u objetos dispuestos sobre una mesa, a menudo revelando un mundo propio de pleno derecho.

En el apartado “Versiones” se destaca uno de los elementos que mejor caracteriza su pintura, como es su habilidad para combinar su cultura de origen latinoamericano, alimentada por la afición a la hipérbole y lo fantástico, con la de un europeo, a través de diferentes versiones de obras de maestros como Giotto, Piero della Francesca, Leonardo, Mantegna, Velázquez o Goya, que fueron sus principales puntos de referencia después de su viaje a Italia y España en los años 50.

Toro y circo

Las  "Corridas de toros" fueron un tema que Botero no pudo ni quiso dejar de lado en su obra, un mundo fascinante y muy sugestivo que está profundamente enraizada en la tradición de su pueblo. "Me atreví a pintar los toros porque yo estaba muy familiarizado con el tema. Es imposible pintar si no existe una fuerte relación entre el sujeto y el alma de uno. Esta relación es absolutamente necesaria en la medida en que te da una especie de autoridad moral. Esta autoridad, en mi caso, brotó de la sangre y de mi propia vida", declaró en su día el propio Botero.

En cuanto al "Circo", Botero se enamoró de esta temática en México, donde solía pasar los meses de invierno. Fue allí donde se sintió cautivado por los personajes que llenan el ambiente del circo, los colores, el movimiento, la vida y unas historias que forman parte de este espectáculo tan arcaico y nuevo a la vez, que ha sido inmortalizado por artistas de la talla de Picasso, Léger o Chagall, entre otros muchos.

Un "pueblo" de fondo

En su serie de obras centradas en el tema de "La vida en Latinoamérica", insiste en que “la vitalidad del hombre no puede ser extinguida, incluso en las peores condiciones de miseria, en poblaciones marginales, en lugares donde la vida no tiene razón aparente”. En estas pinturas existe siempre un "pueblo" de fondo, una lealtad a su propia cultura como recuerdo vivo de su fantasía infantil.

Y, finalmente, el apartado de obras que se refieren a “La gente latinoamericana” reúne un grupo de pinturas cuyos puntos de referencia fueron las tablas de colores y esculturas de arte colonial, el lenguaje directo y esencial del arte popular y, en lo que respecta a la pureza de la forma, el arte precolombino, respecto a las cuales Botero comentaba: "Se puede encontrar en mi pintura un mundo que yo conocí en mi juventud. Es una especie de nostalgia que se ha convertido en el tema central de mi trabajo. Viví quince años en Nueva York y mucho tiempo en Europa, pero esto no ha cambiado nada en mi enfoque de América Latina, la naturaleza y el espíritu. La comunión con mi país es total”.

Desde sus inicios artísticos, Fernando Botero ha dado una nueva interpretación a la estética de nuestro tiempo, con el resultado de una original y personalísima obra que contiene numerosas referencias a su propia cultura y vida, pero tratadas con un estilo único que cuestiona el concepto de la belleza en nuestro siglo, gracias al recurso permanente a la monumentalidad, el humor, la ironía y la ingenuidad, elementos que combina con un admirable dominio del oficio y gran talento.

Estambul. Botero. Pera Museum.

Hasta el 18 de julio de 2010.