Después de varios años e interminables gestiones burocráticas con las policías españolas, belga y alemana se consiguió obtener la cooperación de las autoridades holandesas para realizar el trabajo. Un “divertimento performático" a orillas de la desembocadura del Rhin.
Ritualización del conflicto
Al uso de los divertimentos musicales clásicos (concebidos inicialmente para entretener en los descansos de las grandes óperas y ballets), se trata de un espectáculo formal; desplegado por las armas con que cuentan los camiones “antimanifestaciones”.
Dichos vehículos, por definición antipopulares, aquí se manifiestan en todo su poder en pro del arte y la cultura a requerimientos de un artista, como pequeña aportación a un sistema que las más de las veces les destina a trabajos de control de ciudadanos revoltosos (Guy Debord manifestaba que los verdaderos proletarios de Mayo del 68 eran los gendarmes).
Ballet romántico
Aquí se ha introducido el desorden a través de un ballet romántico en una institución destinada a mantener el orden. Como símil de la ritualización del conflicto, conflictos; el bailarín se convierte en objeto y sujeto estético, desde éste no existe distancia para observarse y ser observado. La expresión más brutal del poder constituido es como si sólo temiera a la impotencia… la inacción y el tedio en cuarteles escondidos, donde al menos pueden bailar.
Completan esta tesis elementos y barricadas fundidos totalmente en bronce. A modo de escenografías del poder se presentan consagradas e instituidas como monumentos cínicos de los cambios sociales e intelectuales de nuestro tiempo.
Madrid. Fernando Sanchez Castillo. DIVERTIMENTO. Galería Juana de Azpiru. Barquillo, 44.