cretense con la ciudad imperial. La muestra analiza al pintor en su contexto histórico y realiza una lectura del espacio y del tiempo en el que se produce su redescubrimiento a principios del siglo XX. Tras la muerte de Doménikos Theotokópoulos en 1614, su obra fue incomprendida y relegada al olvido. Sin embargo, tras el estudio del profesor de la Institución Libre de Enseñanza Bartolomé Cossío, su figura fue avalada por la modernidad. Cuarenta obras componen la exposición, de las que 25 son originales del cretense, ocho de su taller o copias de sus obras y siete de otros autores como Sorolla, Sánchez Coello, Juan Baustista Martínez del Mazo o Luis Tristán.

Entre las obras más destacadas de la muestra, organizada por el Ministerio de Cultura, a través de la Dirección General de Bellas Artes y Bienes Culturales y la Sociedad Estatal de Conmemoraciones Culturales, junto al Gobierno de Castilla-La Mancha, destacan el Apostolado del Museo del Greco, único enteramente autógrafo en su producción; las dos inmaculadas que pintó el artista (Inmaculada Oballe, de la parroquia de San Nicolás de Bari, y La Inmaculada y San Juan, de la iglesia de San Vicente); La Verónica, procedente de la parroquia de Santa Leocadia, y las Obras completas de Jenofonte, anotadas por El Greco, de la biblioteca del marqués de la Vega Inclán. Además, se podrá contemplar también una obra inédita del Greco, un óleo sobre tabla de un Cristo crucificado de la escuela veneciana.

También fotografía

La muestra también incluye una colección de fotografías realizadas por Mariano Moreno, que llegó a poseer el mejor archivo documental sobre las pinturas del artista. Su importancia radica en que fue el primero en ofrecer un testimonio gráfico de muchas de las obras del Greco en sus emplazamientos originales y antes de que salieran a la venta a colecciones extranjeras.

Además de los datos inéditos que aportan, hay que añadir su belleza artística. Son el germen del Archivo Español de Arte y constituyen hoy un documento de consulta obligatoria para los estudiosos que se muestra por primera vez al gran público. Según la comisaria, el montaje es un "proyecto muy vanguardista, que mezcla pintura y fotografía y aporta interesantes datos sobre las obras, lo que que va a posibilitar hacer una revisión histórica de ellas, como ya se está haciendo con Goya".

300.000 visitantes

Tras su paso en 2008 por Sevilla, Valencia y Zaragoza, aprovechando el cierre por obras de la Casa-Museo del Greco de Toledo, y donde la visitaron unas 300.000 personas, el montaje llega a Toledo con cuatro nuevas incorporaciones: Retrato de la Reina Mariana de Austria, de Juan Bautista Martínez del Mazo; Busto de Archer Milton Huntington, de Anna Hyatt; Retrato del General Joven, de Bartelomeo Passerotti, y Crucificado, de Luis Tristán.

En cuanto al "continente" de la exposición, el antiguo convento de Santa Fe, las crónicas cuentan que allí nació Alfonso X el Sabio en 1221, que su último uso fue como colegio hasta 1973 y que seis años después fue adquirido por el Ministerio de Cultura para ampliar el Museo de Santa Cruz, permaneciendo cerrado desde entonces y siendo objeto de diversas rehabilitaciones. En él destacan la iglesia y el claustro y entre sus paredes se encuentran importantes obras artísticas, como el Oratorio de Al-Mamud, de época califal, en el que destaca su cúpula.

 

Toledo, 1900

El cierre de un museo no siempre supone la muerte de sus obras a los ojos de los ciudadanos. Cuando en noviembre del año 2006 el Museo del Greco tuvo que cerrar sus puertas para acometer la modernización de sus instalaciones, desde el Ministerio de Cultura, en estrecha colaboración con Caja-Castilla La Mancha, comenzó a gestarse la idea de organizar una exposición que mostrara la riqueza de los fondos del Greco y su intrínseca relación con la ciudad de Toledo en un momento, el comienzo del siglo XX, en el que el cretense empieza a despertar el interés entre estudiosos y marchantes de arte. El ambiente de la ciudad del Tajo y sus personajes y paisajes vinculados al Greco constituyen el hilo argumental y la ocasión perfecta para mostrar, a través de los magníficos lienzos y las fotografías inéditas de la exposición y del catálogo que la acompaña, cómo el griego abandonará el letargo en el que había estado sumido durante tres siglos para pasar a ser encumbrado entre los mitos de la pintura universal.

 

El redescubrimiento

Desde la muerte del cretense, acaecida en abril de 1614, su arte fue cayendo en el olvido. Sus coloridas y alargadas composiciones dejaron de ser del gusto de sus contemporáneos que volvieron sus ojos hacia obras más realistas y cercanas, hasta acabar arrinconadas en el más absoluto desprecio e incomprensión. El Greco se convertirá en un pintor maldito, olvidado, extravagante y loco, creador de un arte alucinado y deforme, poco merecedor de estudios y de exposiciones hasta 1908, fecha en la que a raíz del estudio completo de sus obras que realiza el profesor de la Institución Libre de Enseñanza Bartolomé Cossío y de diversas muestras, comenzará a captar la atención de artistas y eruditos que redescubren en su pintura las técnicas más vanguardistas y las lecturas más dispares. El mito griego renacía para los modernos estudiosos y amantes del arte.

 

La casa y el museo

Entre estos amantes de la pintura destacaba Benigno Vega Inclán. El marqués, que combinaba a la perfección su faceta de marchante de arte con la de mecenas, ayudará a Cossío en su búsqueda de pinturas originales del cretense para poder realizar el catálogo completo de sus obras.

En una de sus estancias en Toledo será cuando -contagiado por el entusiasmo del profesor-, decidirá comprar una vieja y ruinosa casa en la judería toledana, muy cerca de donde estuvo la verdadera morada del Greco, el Palacio del Marqués de Villena, arrasado bajo el actual Paseo del Tránsito.

Don Benigno concibió un proyecto cultural que donará al Estado, integrado por la supuesta casa del Greco -amueblada por él mismo ayudado por Cossío y por el arquitecto Eladio Laredo con las numerosas piezas que compró al efecto- que además integraría un museo edificado de nueva planta para exponer los lienzos salvados de la ruina que se encontraban en San Juan de los Reyes, todo ello rodeado por un jardín salpicado de restos arqueológicos a modo de Cigarral toledano. El particular homenaje de Vega Inclán al Greco, inaugurado en 1910, constituye al actual Museo del Greco y es uno de los parajes más ensoñadores de la ciudad. 

 

La colección

El conjunto de lienzos del Greco que Vega Inclán rescató de la destrucción, pagando su restauración, conforman su gran riqueza. Se puede apreciar un pequeño y excepcional conjunto de retratos, los de los hermanos Covarrubias, hijos del arquitecto de la Catedral de Toledo e ilustres humanistas; Las Lágrimas de San Pedro, compradas por el marqués en el comercio privado, constituyen un magnífico ejemplo de pintura devocional para oratorios privados. Pero la estrella de la muestra es el excepcional conjunto del Apostolado, una serie de doce apóstoles presididos por El Salvador, que configuran el conjunto más alucinado de miradas, gestos y actitudes que el visitante pueda contemplar. Ante su visión es imposible permanecer indiferente.

Toledo. El Greco. Toledo 1900. Convento de Santa Fe. C/ Santa Fe s/n.

Del 9 de marzo al 12 de julio de 2009.

Comisaria: Ana Carmen Lavín.