La exposición Francisco Santa Cruz (1899-1957). La vanguardia oculta muestra un conjunto de 125 obras, entre óleos, dibujos, ilustraciones, figurines y fotograbados, organizado cronológicamente, más documentos, fotografías y revistas en vitrina, que retratan un panorama muy completo de su actividad artística, cuya estética evoca varias de las claves vanguardistas de la época: la corriente ultraísta, el neocubismo, el surrealismo y el realismo crítico de los años de la Guerra Civil.
La muestra refleja ya desde su título el aspecto desconocido del personaje, del artista y de su obra, que por primera vez se puede contemplar de forma extensa en Madrid, ciudad, junto con su Sigüenza natal, donde vivió y desarrolló gran parte de su trabajo.
Incipiente vanguardia
Residente en Madrid desde 1915, un lustro más tarde, y ya decidido a ser pintor, empezó a relacionarse con los medios de la incipiente vanguardia capitalina. Pronto integró junto con sus colegas Francisco Bores y Carlos Saénz de Tejada y con el poeta Miguel Pérez Ferrero –quien dijo de él que “cultivaba con talento el dibujo y la pintura más en diletante que como profesional”– un interesantísimo cuarteto de inseparables, que tenía como epicentro el café Saboya.
En 1923 expone en el noveno Salón de los Humoristas organizados por el crítico José Francés. En 1925, participa en la exposición de la Sociedad de Artistas Ibéricos, cuyo manifiesto firma junto con Manuel Abril, García Maroto o Joaquín Sunyer, entre otros. Allí expuso sus obras compartiendo sala con Salvador Dalí, Francisco Bores y Carlos Sáenz de Tejada.
En la víspera de la proclamación de la Segunda República, inaugura su primera y única exposición individual en el Lyceum Club de Madrid y ese mismo año funda, junto con Emiliano Barral, Rafael Botí, José Renau, Enrique Climent, Moreno Villa, Puyol, Rodríguez Luna, Cristino Mallo y Santiago Pelegrín, la Agrupación Gremial de Artistas Plásticos (AGAP), promotores del Manifiesto dirigido a la opinión pública y a los poderes oficiales.
En 1932 es seleccionado para participar en las exposiciones de la SAI en Copenhague (1931) y en Berlín (1933). Como tantos artistas, escritores, poetas e intelectuales del momento, frecuentó la Residencia de Estudiantes, donde conoció a Buñuel, Alberti, Lorca o Gerardo Diego. Como escenógrafo y cartelista realizó algunas obras para los decorados y el vestuario de La Argentinita. De su etapa de la Guerra Civil se exponen algunos fotograbados realizados a partir de dibujos originales a pluma dentro de esa estética realista y crítica, combativa, del momento.
Gran ilustrador
Su actividad como ilustrador fue amplísima, colaborando en numerosas revistas: Vértices, Cosmópolis, Atlántico, Manantial, Parábola, Plural, Tobogán o La Gaceta Literaria de Jiménez Caballero, o en las páginas literarias del El Heraldo de Madrid o Blanco y Negro, Nuevo Mundo o el Almanaque Literario 1935.
Un extenso catálogo que recoge toda la obra expuesta, con textos del comisario de la exposición, Juan Manuel Bonet, y de Alicia Davara y Lorenzo de Grandes, descubridores de este artista “oculto”, que han fijado su trayectoria artística y una cronología exhaustiva, supone un buen punto de partida para acercarnos a la obra y a la vida de Francisco Santa Cruz.
Madrid. Francisco Santa Cruz (1899-1957). La vanguardia oculta. Museo Municipal de Arte Contemporáneo de Madrid.
Hasta el 4 de octubre de 2009.
Comisario: Juan Manuel Bonet.