Hasta el próximo 26 de septiembre se puede visitar en la Biblioteca Nacional de España de Madrid (BNE) la exposición Memoria de los moriscos. Escritos y relatos de una diáspora cultural, que muestra los testimonios escritos y gráficos que los últimos musulmanes españoles dejaron escondidos en sus casas tras abandonar España o que fueron secuestrados por la Inquisición.
La exposición –que se enmarca dentro del amplio programa de actividades organizado por la Sociedad Estatal de Conmemoraciones Culturales (SECC) para recordar uno de los acontecimientos más tristes de nuestra historia: el IV Centenario de la expulsión de los moriscos ordenada por Felipe III– reúne, por primera vez, los manuscritos más importantes en escritura aljamiada, exhibe la belleza de las ilustraciones que los adornan y ofrece los principales testimonios de esta tradición escondida: desde comentarios del Corán hasta leyes musulmanas de la vida cotidiana pasando por recetas para curar el dolor de cabeza, conjuros para enamorar, fábulas de princesas con manos cortadas o la expulsión del paraíso del Discurso de la Luz del poeta Mohamed Rabadán.
Triste origen
La mayoría de estos libros moriscos aparecieron al derribar casas antiguas o en cuevas del Valle del Jalón, en Aragón, envueltos en paños de lino y con piedras de sal para preservarlos de la humedad, y ocultos por los moriscos cuando se vieron forzados a marcharse de allí en 1610.
Parecían escritos en árabe, pero no era árabe, y cuando los primeros arabistas se enfrentaron con ellos pensaron que estaban escritos en turco o en alguna lengua africana. Sólo mucho más tarde descubrieron que, en realidad, estaban en lengua castellana, pero escritos con las letras árabes que transcriben el sonido de las palabras españolas. Es lo que se llama “escritura aljamiada”, del árabe “aljamí”, “extranjero”. El español se suma así a las otras lenguas que se han escrito en letras árabes y en letras latinas en diferentes momentos de su historia, como es el caso del turco.
Tesoros de una exposición
Entre los tesoros de la exposición, que reúne más de un centenar de piezas, destacan la primera traducción completa del Corán en castellano; el tratado del Mancebo de Arévalo, misterioso morisco que recorre España en el siglo XVI entrevistando musulmanes a escondidas de la Inquisición; o el Alkitab de Samarqandí, colección de relatos ejemplarizantes delicadamente ilustrado, que ha sido incluido por la Biblioteca Nacional en su Biblioteca Digital Hispánica. Un capítulo aparte merecen los últimos testimonios de los moriscos desde su exilio en el Norte de África, inmediatamente después de la expulsión, así como los testimonios de los moriscos al ser procesados por la Inquisición.
Las obras de la exposición proceden principalmente de los gabinetes de manuscritos de la Biblioteca Nacional de España, la Biblioteca Navarro Tomás del CSIC y de la Biblioteca Nacional de París, así como de otras bibliotecas y archivos como los de la Real Biblioteca de Palacio, la Biblioteca de El Escorial, la Biblioteca Pública de Toledo, la Biblioteca de Cataluña, la Biblioteca de Lleida y el Archivo Diocesano de Cuenca. La exposición muestra también grabados contemporáneos del Gabinete de Estampas de la Biblioteca Nacional.
El catálogo incluye una antología de los manuscritos expuestos realizada y prologada por el escritor y Premio Cervantes José Jiménez Lozano y reúne también las colaboraciones de 45 especialistas de todo el mundo sobre los manuscritos de la exposición.
Uno de los mayores procesos de emigración forzosa de la Edad Moderna
La expulsión de los cerca de trescientos mil moriscos españoles de las coronas de Castilla y Aragón, ordenada en virtud del decreto emitido por Felipe III el 4 de abril de 1609, supone la culminación del proceso de eliminación de las minorías religiosas que se inicia en nuestro país con la expulsión de los judíos de 1492 y que pone fin a una convivencia más o menos pacífica que se venía produciendo desde la Edad Media.
Esta expulsión constituye uno de los mayores procesos de emigración forzosa de la Edad Moderna, y tuvo una profunda trascendencia demográfica, económica, social y cultural, especialmente para la Corona de Aragón, donde la presencia morisca siempre tuvo mayor arraigo. Pero, sobre todo, la exposición nos acerca a la historia de unos españoles de los siglos XVI y XVII que fueron forzados a abandonar su tierra por pensar y sentir diferente.
Son muchas y complejas las circunstancias que rodearon aquella expulsión, como también fueron intensas y cambiantes las relaciones entre las dos comunidades.