Esta muestra, según el compromiso adquirido por el arquitecto, viajará por todo el mundo para ser exhibida en cualquier museo, institución o ciudad que desee mostrarla, pero le gustaría que fuera en el Guggenheim de Nueva York y Bilbao.
Eso sí, Gallizia se ha comprometido a no vender ninguna de estas obras y aspira a que ciudades como París, que tienen muchos espacios con muros abandonados, puedan servirse del TAG (Tag and Graff) para llenarlos de colores, de arte y de cultura, como promueven ya municipios, entre ellos el de Múnich (Alemania).
El orígen del mecenazgo
El origen de la atracción del arquitecto por esta estilo pictórico viene de verlo en sus propias construcciones, cuando encontraba sus muros y empalizadas llenos de estas creaciones, pero también durante su actividad paralela en una asociación humanitaria que ayuda a personas sin hogar.
Su primer encargo fue para un artista que pintaba la palabra amor allá por donde pasaba. Posteriormente, Gallizia seleccionó las obras por sus autores, "por su talento, su importancia, su personalidad", invitándoles a pintar para él, preferentemente en sus talleres de Boulogne-Billancourt, un barrio chic de París.
Artistas estadounidenses como Toxic (1965), próximo al colectivo "Hollywood Africans", europeos como el italiano BO130 (1971) o el francés Psyckoze (1969), y algunos representantes de países emergentes como el brasileño Nunca (1983) aceptaron su propuesta. Además, Corea e Irán, “países donde si te encuentran pintado un TAG te cortan las manos”, figuran también en la muestra, comentó.