Porque si algo caracteriza su fotografía es la falta de pretensiones y la privacidad. A lo largo de toda su vida fue extremadamente celosa de su intimidad, y se reinventó a sí misma. Con material de sobra para ello (nacida en Viena, casada con el pintor de origen ruso Evsa Model, huida de la Europa amenazada por la oleada nazi, de rica familia burguesa pero con necesidad de trabajar toda su vida para vivir…) para Model lo importante era hacer fotografías; lo demás pasaba a un plano secundario.
Comenzó en la fotografía por casualidad (antes se había dedicado al canto y a la pintura), pero también por necesidad, que no desapareció hasta pocos años antes de su muerte, cuando como fotógrafa reconocida pudo olvidar las penurias económicas que le acecharon casi toda su vida.
“Dispara desde el estómago” (shoot from the gut). Ésta es una de las frases más célebres de la fotógrafa, quien además de su faceta como artista, desarrolló una gran labor como profesora, influyendo de manera radical en una generación de fotógrafos entre los que se cuentan referentes como Diane Arbus o Larry Fink.
Sus imágenes retratan una época, pero llegan mucho más lejos. Son la semblanza del ser humano como género: vulnerable, fascinante y complejo. Nunca nos parecerá suficiente lo que podemos aprender de la observación detallada de los otros, y Model congela ese objeto de estudio para nuestro placer. “Lo que me interesa es la superficie. Porque la superficie es el interior. La gente siempre dice que hay que investigar dentro. Olvídalo. Todo está por fuera”, afirmaba la artista.
Model comenzaba una fotografía mirando, viendo lo que otros no podían ver, y terminaba el proceso en el laboratorio, recortando los negativos para que éstos respondieran a la intensidad que ella había vislumbrado. Su proceso fotográfico la distingue. Sus imágenes están dotadas de una cierta ironía o compasión, son primeros planos que nos permiten entrar en el ámbito privado del fotografiado, escenas de calle que nos hablan de una privacidad de alcoba.
Series más conocidas
La National Gallery of Canada (sede del archivo y fondos Lisette Model), y los galeristas Baudoin Lebon, París y Keitelman Gallery Bruselas, junto con la propia Fundación Mapfre (quien ha adquirido recientemente obra de la artista) son los prestadores que han hecho posible que en Madrid se vuelvan a abrir las puertas a una muestra extensa e individual de esta fotógrafa, quien no había sido objeto de una exposición de estas características en nuestro país desde 1998.
Catálogo en tres idiomas
Con motivo de esta muestra, se ha elaborado un catálogo, del que se publican tres ediciones (en español, en francés y en inglés) que cuenta con un ensayo de Ann Thomas, conservadora de la National Gallery of Canada y responsable de la investigación más exhaustiva que se ha realizado a día de hoy sobre la fotógrafa.
De forma paralela a la exposición, y como ya viene haciendo desde hace años, la Fundación Mapfre ofrece visitas-taller dirigidas a colegios y familias; en esta ocasión los niños descubrirán la particular visión de Nueva York desde el objetivo de Lisette Model: la fotografía de lo cotidiano, las personas anónimas, los reflejos, encuadres y el ritmo…
Siempre una sorpresa Gracias a sus primeras fotografías conocidas, las que retratan la sociedad decadente y perezosa de la Costa Azul (la serie Promenade des Anglais), consigue su primer trabajo de la mano de Ralph Steiner, editor de la revista PM’s Weekly. Steiner publica, expectante, las fotografías de la burguesía en reposo: la mirada incisiva de Model comienza a atraer la atención. El MoMA crea entonces su primer departamento de fotografía. Beaumont Newhall y Ansel Adams se interesan por su obra y compran algunas fotografías para la colección del museo. Son Ralph Steiner y Alexey Brodovitch quienes le facilitan ese contacto. Con éste último comienza la relación profesional más larga de su carrera (15 años). Brodovitch era entonces director de arte de la revista Harper’s Bazaar y una figura clave en el campo del diseño y la fotografía. “Positivo y negativo, soberbio e imposible. Realmente, justo como me gusta”, decía Model de él, mientras éste jaleaba a sus fotógrafos al ritmo del mantra: “Sorpréndeme" (Shock Me Aesthetics). Y Model siempre era una sorpresa. Durante muchos años publicó de manera regular en Harper’s Bazaar aunque trabajara con otras revistas. Exponía prácticamente todos los años en las colectivas de fotografía que realizada el MoMA y estaba en contacto con los fotógrafos de la Photo League. La artista no empezó a sentir la escasez de encargos hasta años más tarde, y en ese momento comenzó una labor docente excepcional tanto desde la New School for Social Research como a través de clases privadas. Ya nunca dejó de dar clase hasta 1983, año de su muerte. |
Madrid. Lisette Model. Fundación Mapfre. Sala Azca. General Perón nº 40.
Del 23 de septiembre de 2009 al 10 de enero de 2010.
Comisaria: Cristina Zelich.