La intención de la pinacoteca bilbaína es generar un "diálogo" entre ambos pintores, representantes de la misma corriente artística y que comparten un gran interés por la representación de la figura humana. Además, las dos obras -que se realizaron con seis años de diferencia- comparten el recurso de la visión especular, que refleja y, al mismo tiempo, deforma la realidad.

Estilo más personal

El cuadro de Lucian Freud pertenece al Museo Thyssen-Bornemisza de Madrid y llega a Bilbao gracias al programa La obra invitada, patrocinado por la Fundación Banco Santander. En cuanto a la de Bacon, pertenece a la colección del Museo de Bellas Artes de Bilbao.

En Reflejo con dos niños (Autorretrato), fechada en 1965, Freud se representa a sí mismo acompañado por sus dos hijos pequeños. Esta obra singular se enmarca dentro de su estilo más personal, caracterizado por la representación del ser humano en retratos y desnudos, a través de un realismo descarnado y meticuloso, y por el uso de una paleta de colores neutros.

"Toda la composición -recuerda Paloma Alarcó, conservadora de Pintura Moderna del Museo Thyssen-Bornemisza- no es otra cosa que un reflejo especular, que se refuerza por el fondo gris liso que hace resaltar aun más los toques de luz que se concentran en el rostro y en las manos. La imagen no se capta claramente a primera vista, dado que se trata de uno de los primeros autorretratos en los que Freud experimenta con un juego de dos espejos, y el espectador es forzado a recorrer con sus ojos la figura hacia arriba para encontrarse directamente con la mirada del artista".