Martín Ramírez creó cerca de 450 dibujos de una asombrosa claridad visual y una gran fuerza expresiva entre los muros del hospital psiquiátrico de Auburn, California, donde residió los últimos años de su vida. A pesar de que a lo largo de los años Ramírez ha sido clasificado principalmente como un «artista esquizofrénico», la muestra que se presentará en el Reina Sofía irá más allá de este limitado diagnóstico de enfermedad mental, para analizar así, la calidad y el valor de la producción artística del artista.
Más allá de la enfermedad
Por otro lado, se atribuirá peso a las influencias biográficas, históricas y culturales del contexto artístico de la obra y se subrayará la riqueza de los dibujos y las imágenes arquetípicas, destacando cuatro de los temas más característicos de Ramírez: animales, entre los que destacan el caballo y el jinete, los trenes en túneles, figuras religiosas y paisajes.
Natural de Los Altos de Jalisco, una región profundamente católica situada en la zona central del oeste de México, Martín Ramírez casado y padre de familia, por aquel entonces, gozaba de una cierta comodidad económica. Cuando la situación política de México afectó a su familia en 1925, dejó a su mujer y a sus hijos para viajar al norte con unos amigos y buscar así trabajo en los ferrocarriles de California.
Las consecuencias de la Depresión, sumadas a su desesperación por la Guerra Cristera que asolaba su tierra natal, le dejaron sin trabajo y sin hogar en el norte de California en 1931. Incapaz de comunicarse en inglés y aparentemente confuso, fue recogido en la calle por la policía e internado en el Stockton State Hospital, donde se le diagnosticó una esquizofrenia. Atrapado en el sistema psiquiátrico de California, Ramírez pasó treinta y dos años en instituciones mentales sin comunicarse prácticamente con nadie.
Reclusión mayor
En 1948, Ramírez fue trasladado al DeWitt State Hospital, donde, a principios de los años cincuenta, Tarmo Pasto, profesor invitado de Psicología y Arte, vio algunos de los dibujos de Ramírez en el hospital y reconoció su valor artístico. Ramírez se convirtió en objeto de la investigación sobre enfermedad mental y creatividad realizada por Pasto, que por fin, le proporcionó papel, ceras y otros materiales artísticos.
Obra a la basura
Antes de la entrada del Dr. Pasto en la vida artística de Ramírez, sus dibujos se habían tirado a la basura ya que el paciente padecía tuberculosis y había usado su saliva para fabricar su propio pegamento. Pasto reunió los dibujos de Ramírez y organizó varias exposiciones públicas para dar a conocer sus obras a un público más amplio. Entre los artistas contemporáneos que vieron su trabajo en aquella época estuvieron Wayne Thiebaud y, más tarde, Jim Nutt.
Las líneas repetitivas, la fuerza del diseño y las formas evocadoras, nos revelan un artista audaz que desarrolló un vocabulario coherente de motivos, volúmenes y formas. El hecho de que no fechara ni firmara sus dibujos, y que nunca fuese
entrevistado en relación con su trabajo, dificulta el seguimiento preciso de su desarrollo estilístico.
Madrid. Martín Ramírez. Marcos de reclusión. Museo Reina Sofía.
Del 31 de marzo al 12 de julio de 2010.
Comisarios: Brooke Davis Anderson.