Luis Felipe Vivanco nació en San Lorenzo de El Escorial el 22 de agosto de 1907. Hijo de Luis Felipe Vivanco y Pérez del Villar, magistrado del Tribunal Supremo, y de Rosario Bergamín Gutiérrez, hija del conocido ministro de la Restauración José Bergamín García y hermana del poeta y dramaturgo español José Bergamín, quién influiría en la obra y personalidad de Luis Felipe.
Poemas de vanguardia
Estudió Arquitectura en Madrid, estudios que se reflejaron claramente en su obra poética. En estos años universitarios escribió una serie de poemas vanguardistas que publicó en 1958 bajo el título de Memoria de la plata. Terminó Arquitectura en 1932 y se matriculó en Filosofía y Letras. Allí conoció a Juan Panero y Luis Rosales, que pronto sería su amigo inseparable, hasta el punto de que fueron bautizados como “Vivales y Rosanco” y, que junto a Dionisio Ridruejo, al que conoció unos años después, pasarían a formar un grupo inseparable cuya amistad perduró a lo largo de toda su vida.
Entre sus obras destacan Cantos de primavera (1936), Tiempo de dolor (1940), Continuación de la vida (1949), Introducción a la poesía española contemporánea (1957), El descampado (1957), Memoria de la plata (1958), Lecciones para el hijo (1966), Moratín y la ilustración mágica (1972), Prosas propicias (1972) y Los Caminos (1974).
La imagen que ha quedado de él es de poeta oficial e intelectual ligado al franquismo, aunque sus contactos con la literatura del exilio le llevaron “a arrepentirse de haber contribuido en alguna medida a instaurar un régimen que había suprimido las libertades”.
Correspondencia y obra literaria
En su archivo se distinguen dos bloques de manera clara. El primero es la correspondencia, en la que se mezcla tanto la personal como la producida por su actividad profesional. El segundo bloque de documentación corresponde a la obra literaria.
Junto a su correspondencia personal también hay cartas dirigidas a Luis Felipe como presidente del Patronato del Museo de Arte Contemporáneo, así como las que él enviaba a las editoriales. Destacan cartas de sus tío Pepe y Francisco Bergamín, Juan Ramón Jiménez, Ricardo Gullón, Gregorio Marañón, Eugenio d’Ors, Carlos Jiménez Díaz, Xavier Zubiri, Camilo José Cela, Caballero Bonald o Juan Larrea, cuya obra fue traducida por Luis Felipe. Hay que señalar que la mayoría de la correspondencia aparece junto a la copia de la carta enviada, lo que le da a este conjunto un gran valor.
De nuevo los tres juntos
En cuanto a la obra literaria se conservan borradores con escritos inéditos suyos, así como manuscritos de José Bergamín, como el relato con correcciones a bolígrafo titulado La España de tócame Roque, que parece ser inédito. La amistad y relación íntima que tenía con su tío José hizo que conservara en su archivo manuscritos y copias relacionadas con esta figura. Hay una fotocopia con correcciones que se titula Una poética de doble realidad o José Bergamín no es José Bergamín o el arte de temblar. Entre sus manuscritos destacan El descampado, Crítica literaria, La generación poética del 27, La arquitectura en la prosa de Bécquer, entre otros.
En definitiva, este fondo completa en el tiempo y en el contexto histórico-literario la documentación de los tres amigos poetas. Supone, pues, una apuesta por la conservación de los archivos literarios de la Generación del 36. Se unen de nuevo “Vivales y Rosanco”, más Dionisio Ridruejo, pues ya se adquirió la biblioteca y archivo del poeta soriano.
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