Henri Cartier-Bresson lo tenía claro: «Inventemos lo que inventemos, Kertész siempre fue el primero». A través de 100 de sus fotografías más importantes se ofrece una visión completa de la carrera del que fue precursor de las corrientes fotográficas más significativas del siglo XX, en un recorrido cronológico por los tres escenarios más importantes de su vida: Hungría, Francia y EE.UU.
Hungría (1894-1925)
Nacido en una familia judía de la Budapest austrohúngara, desde su infancia muestra interés por la fotografía, que aprende de manera autodidacta. En 1912, tras terminar sus estudios de comercio, empieza a trabajar en la Bolsa de Budapest y con su primer sueldo compra una cámara Ica-Platten, con la que saca unas fotografías llenas de madurez y equilibrio. Un año después, abandona su empleo y se inicia en la apicultura, desarrollando su creatividad cerca de la naturaleza. En 1914 estalla la Primera Guerra Mundial y se alista como alférez voluntario. Cámara en mano retrata la vida cotidiana de los soldados y consigue imágenes sorprendentemente sutiles y alegres. Herido de gravedad en un brazo, ingresa en un instituto de rehabilitación donde toma las primeras fotografías de formas torcidas y reflejos en el agua.
Aunque vende sus imágenes a revistas y empresas de postales, después de la guerra debe volver a su puesto de funcionario pues no puede vivir sólo de su vocación. En la IV Exposición Fotográfica Artística, fiel a su inconformismo y exigencia artística, renuncia a un premio al negarse a hacer copias de bromoleo, una técnica que asemeja las fotos a pinturas, porque no le parece un “proceso fotográfico”.
Francia (1925-1936)
En 1925, Kertész se establece en París y cambia su nombre por André. Al principio, por desconocimiento del idioma, se relaciona sólo con húngaros, como Brassaï, quien se inicia en la fotografía por su influencia, pero muy pronto colabora con artistas de otras nacionalidades como Man Ray y Tristan Tzara, y retrata a amigos como Piet Mondrian, Marc Chagall, Colette o Sergei Eisenstein.
Respetado e integrado en la bohemia artística, muchos jóvenes le piden su consejo. A comienzos de los treinta su estilo evoluciona gracias a su cámara Leica de 35 mm, muy manejable y discreta. En 1933 realiza, con la ayuda de dos espejos deformantes de circo, una de sus series más innovadoras, Distortion, para un encargo de la revista Le Sourire sobre el cuerpo femenino.
Esta insólita solución visual, que “subraya lo extraño de la realidad, pero no lo falsifica”, representa un gran paso para su obra y también para la historia de la fotografía. Trabaja para revistas europeas como Vu, Sunday Times, Berliner Illustrierte Zeitung y Uhu, e introduce en París a un compatriota que será uno de los corresponsales de guerra más famosos del siglo XX, Robert Capa.
Estados Unidos (1936-1985)
En 1936 la agencia Keystone le invita a Nueva York, donde acaba instalándose junto a su esposa Elisabeth Sali debido al inminente inicio de la II Guerra Mundial. Los primeros años son difíciles: debe trabajar en un estudio cuando le interesa más ser reportero gráfico, y su estilo independiente no encaja en las revistas americanas. Pero la editorial Condé Nast se fija en él y lo contrata para Look, Harper’s Bazaar y Vogue. En 1944, él y su mujer obtienen la ciudadanía estadounidense.
La carrera de Kertész renace desde los años 50: se dedican exposiciones y álbumes a su obra, entre ellos, André Kertész Photographer, de John Szarkowski, publicado en 1964 por el MoMA. A partir de entonces se convierte en un fotógrafo consagrado mundialmente y de referencia para nombres como Doisneau o Cartier-Bresson.
En 1977 la muerte de Elisabeth Sali le sume en una gran depresión; se recluye en casa y empieza la serie From my window (1981), en la que con una polaroid fotografía los objetos que compartió con su mujer, cuyas habitaciones dejó intactas. En 1984 vuelve a Hungría, donde recibe una de las condecoraciones estatales más importantes, la Orden de la Bandera de la República Popular, y en 1987, dos años después de su muerte, se inaugura el Museo de Fotografía André Kertész en Szigetbecse, la ciudad de los veraneos de su infancia.
Esfuerzo conjunto La colección que se expondrá en Madrid proviene del Museo Húngaro de la Fotografía, dirigido por Peter Baki, también comisario de la muestra, y es una donación del propio Kertész, ampliada con algunas compras puntuales. La muestra, organizada por la Fundación Carlos de Amberes, Canopia y el Museo Valenciano de la Ilustración y la Modernidad, ha contado con el apoyo de la Embajada de Hungría. |
Madrid. André Kertész. Fundación Carlos de Amberes .
Del 16 de febrero al 6 de abril de 2011.
Comisario: Peter Baki.