En 1735 se creó la Real Academia de la Historia y desde ese mismo momento se propuso comenzar a trabajar en un Diccionario histórico-crítico de España con varias secciones o materias: geografía, origen de España, sucesión e historia de sus reyes, costumbres, leyes, rentas reales, comercio, «varones ilustres» y otras más que permitieran compendiar todo el saber sobre el pasado. En 1999, la Real Academia de la Historia firmó un convenio con el Ministerio de Educación con objeto de formar el Diccionario en un plazo de ocho años.
Obra ciclópea
El Diccionario Biográfico Español incluye unas 40.000 biografías de personajes destacados en todos los ámbitos del desarrollo humano y en todas las épocas de la historia hispana, desde la antigüedad más remota en que se tiene constancia de personajes hasta la actualidad, comprendiendo los territorios de ultramar y los transpirenaicos que formaron lo que suele denominarse la Monarquía Hispánica.
Además, se cuenta con una base de datos electrónica capaz de almacenar y editar toda la información que reúne el equipo de documentalistas que integran el Centro de Estudios Biográficos de la Real Academia de la Historia, y que se va sistematizando de acuerdo con la Planta del Diccionario Biográfico Español, en la que se fijan las normas que permiten organizar, disponer y presentar los materiales.
Centro de Estudios Biográficos
Una vez finalizado el proyecto del Diccionario Biográfico Español, la Real Academia de la Historia ha constituido en el entorno digital el Centro de Estudios Biográficos, que tiene el objetivo principal de crear una red cultural y social en torno a contenidos de tipo histórico-biográfico vinculados con todos los territorios que han formado parte, a lo largo de la historia, de la Administración española.
No solo se mantiene de ese modo la red de instituciones y personas que han participado en el proyecto del Diccionario, sino que podrá ampliarse a todos los ciudadanos que tendrán la opción de acceder a contenidos culturales en línea, al tiempo que podrán contribuir a la mejora del proyecto a través de sus comentarios y aportaciones, generando una sindicación de contenidos.
Búsqueda sencilla
La primera aportación del Centro es la publicación electrónica de los datos biográficos mínimos de los más de 40.000 personajes que se incluyen en la primera edición del Diccionario Biográfico Español. De cada uno de ellos se aportan sus lugares, ámbitos geográficos y fechas de nacimiento y muerte, así como los ámbitos disciplinares en que destacaron.
Además de la localización alfabética, se permite una búsqueda por la etiqueta que explota tanto el nombre y los apellidos como los seudónimos, sobrenombres o títulos nobiliarios por los que el personaje pueda ser conocido. Desde cada una de estas entradas secundarias se remite a la principal, cuyos datos se pueden exportar en formato de texto.
La información que ahora se ofrece es, en muchos casos, resultado de investigaciones que han permitido precisar algunos datos por vez primera.
Anhelado proyecto El 23 de mayo de 1735 fueron aprobadas las constituciones de la que habría de ser Real Academia de la Historia, al aprobar Felipe V los estatutos el 18 de abril de 1738. A los pocos días de formar las constituciones, don Agustín de Montiano y Luyando propuso que se comenzara a trabajar en un Diccionario histórico-crítico de España y, tras los cambios de opinión sobre ello, se acordó que se le dedicara todo el tiempo disponible. Querían los académicos, con el diccionario, desterrar «las ficciones de las fábulas» y que, a los acontecimientos, se les diera «la más exacta cronología», con las «necesarias noticias geográficas antiguas y modernas». Los académicos, según la propuesta hecha por Montiano en 1735, formaron un plan, en el que se contemplaron varias secciones o materias: geografía, origen de España, sucesión e historia de sus reyes, costumbres, leyes, rentas reales, comercio, varones ilustres y otras más que permitieran compendiar todo el saber sobre el pasado, después de someterlo a revisión científica, para separar lo cierto de lo falso. Así, los académicos pensaban contribuir a que se desterrasen «las fábulas introducidas por la ignorancia o por la malicia». Con el tiempo, los académicos se dedicaron a la formación de un diccionario geográfico de España, en el que puso gran empeño don Pedro Rodríguez Campomanes mientras fue director, entre 1764 y 1797. Aunque fue copiosísima la información reunida sobre la geografía de España, solo se publicaron dos tomos, en 1802, correspondientes a las tres provincias vascongadas y a Navarra. A la vista de los materiales reunidos, y con lo que resulta de los dos tomos publicados, puede inferirse que, en pocos años, los académicos hubieran podido completar y publicar el Diccionario geográfico de España. Con los medios disponibles –poco dinero, plumas de ave para escribir y correo lento– no fue posible terminar el deseado Diccionario geográfico. No obstante, los trabajos de la Academia facilitaron la publicación posterior de los famosos diccionarios de Miñano y de Madoz. La vieja aspiración de la Academia en lo correspondiente a los que en el siglo XVIII llamaban «varones ilustres» se concreta ahora en el Diccionario biográfico hispano. |
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