La obra también incluye textos de destacados profesionales ligados al teatro. Así, Gerardo Vera y Ernesto Caballero prologan un libro en que también participan, entre otros, Luis María Ansón, Luis García Montero, Juan Ignacio García Garzón, Natalia Menéndez, Pilar Massa, Lluís Pasqual, Miguel del Arco o Eduardo Vasco.
Los editores han optado por una edición de formato pequeño y tapa dura, en la que prima la claridad y la sencillez, coherente con el estilo de Ferrer. El propio artista explica así la conjunción de teatro y diseño: «Están hermanados por dos elementos esenciales de la hermenéutica: la interpretación y la representación. Un baile circular entre idea y realidad que da forma al conocimiento. Ambos oficios están obligados a interpretar y representar, y a hacer de la interpretación y la representación una expresión creativa».
Algunos de los carteles que se incluyen corresponden a obras como: El inspector, de Nikolai Gogol; Las tierras de Alvargonzález, de Antonio Machado; Quitt, de Peter Handke; Rinoceronte, de Eugène Ionesco; Sí, pero no lo soy, de Afredo Sanzol; Hard Candy, de Brian Nelson; La rosa tatuada, de Tennessee Williams, o El laberinto mágico, de Max Aub.
Isidro Ferrer se graduó en Arte Dramático y Escenografía y fue actor teatral durante los años 80. En 1988 comienza a colaborar como ilustrador en el Heraldo de Aragón y se forma en el Estudio Peret. Más tarde recibe encargos de Alfaguara, Santillana y El País. En el año 2002 recibe el Premio Nacional de Diseño y en 2006, el Nacional de ilustración infantil y juvenil. Trabajó siete temporadas para el Centro Dramático Nacional a lo largo de once años, entre 2006 y 2016.