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María Velasco gana el Premio Nacional de Literatura Dramática

El fallo del jurado destaca que Primera sangre es un texto fabulado de bello lenguaje lírico que, a través de un estilo único, «lleva al teatro a su máxima expresión», al mismo tiempo que enfrenta al espectador con realidades dolorosas. Con una fusión entre lo memorial, el documento y el cuento gótico, la obra logra crear un relato de gran carga simbólica y emocional, poniendo de relieve la capacidad de Velasco para comunicar a través de diálogos directos y profundamente escénicos.

Velasco es doctora en Comunicación Audiovisual por la Universidad Complutense de Madrid y cursó un máster en Práctica Escénica y Cultura Visual. Su carrera como dramaturga incluye más de una docena de obras que han sido traducidas a varios idiomas, consolidándola como una de las voces más relevantes del panorama teatral actual.

Además de Primera sangre, destacan en su producción títulos como Talaré a los hombres de sobre la faz de la tierra, Escenas de caza y La soledad del paseador de perros. A lo largo de su carrera ha recibido diversos galardones, como el Premio Max Aub – Ciutat de València y el Max a la Mejor Autoría Teatral.

Este reconocimiento sitúa a Velasco junto a otros destacados galardonados, como Paula Carballeira, Pablo Remón, Guillem Clua, Alberto Conejero o Juan Mayorga, reafirmando su trayectoria como una de las más influyentes del teatro contemporáneo.

El jurado ha estado presidido por Jesús González González, subdirector general de Promoción del Libro, la Lectura y las Letras Españolas. Los vocales han sido Manuel Gutiérrez Aragón, propuesto por la Real Academia Española; Euloxio R. Ruibal, por la Real Academia Galega; Arantzazu Fernández Iglesias, por la Euskaltzaindia; Enric Gallén, por el Institut d’Estudis Catalans; Maria Àngels Francés, por la Acadèmia Valenciana de la Llengua; José Vicente Peiró, por la Asociación Española de Críticos Literarios; Carolina Fernández, por la Federación de Asociaciones de Periodistas de España; Guillermo Laín, por la Conferencia de Rectores de las Universidades Españolas; María Jesús Bajo, por la Asociación Colegial de Escritores de España-Asociación de Autores de Teatro; Raquel García-Pascual, por el Centro de Estudios de Género de la UNED; Irene Pardo, por el Ministerio de Cultura; y Paula Carballeira, galardonada en la convocatoria anterior​.

Primera sangre según su autora

‘Primer sangre’. Foto: Luz Soria.

Laura volvió a vivir en mí después de treinta años muerta, cuando una amiga de la ciudad en la que nací me dijo que estaba embarazada de una niña. Aunque empecé a escribir Primera sangre a raíz de esa noticia, siempre albergué un recuerdo nítido de la foto de Laura: ese cartel, SE BUSCA. Tenía la misma edad que ella, la niña desaparecida (luego asesinada) y estaba aprendiendo a distinguir lo conocido de lo desconocido y el temor de la temeridad, como el verde del rojo. Toda mi pubertad basculé entre estos polos, hasta hacer muy mío eso que Hölderlin expresa sublime: «Donde está el peligro, crece también lo que salva».

Es una mentira que se eduque igual a las niñas: no poder pasear libremente por las noches, no poder confiar en la bondad de los desconocidos… There’s nothing in the world like a pair of red shoes!, se dice en el cuento donde los zapatos rojos hacen bailar a la antiheroína a través de bosques y campos, sin descanso. Suerte que, a pesar del miedo o, tal vez, para plantarle cara, en nuestra adolescencia nos colocamos unos zapatos rojos.

Bailamos en Primera sangre un duelo diferido por todas las menores asesinadas en los noventa y por las niñas que salían a la calle pidiendo perdón, con la sensación de que el espacio público no era suyo. Texto, música y danza en un ejercicio de hauntología (estudio de las ausencias) y de nigromancia (adivinación del futuro por los muertos).