En él se llevaban a cabo estrenos de todo tipo, desde las performances más vanguardistas hasta las creaciones coreográficas más transgresoras o los conciertos más experimentales –como ese en el que el público tenía que imaginar la música que oía, ya que las canciones en realidad sólo existían en la mente de la aristócrata japonesa–.
Por allí pasarían La Monte Young, George Maciunas, Emmett Williams, George Brecht, Henry Flynt, Simone Forti, Jackson Mac Low, Walter de Maria, Ray Johnson, Nam June Pail y, por supuesto, también el gran John Cage, quien con sus clases de composición experimental convertiría a la partitura en un punto de referencia innegable. Era el momento en el que la música comenzaba su expansión hacia las otras artes.
También en el loft, La Monte Young organizaría una revolucionaria serie de “conciertos” y la coreógrafa Simone Forti estrenaría sus Five Dance Constructions and Some Other Things, que definía como “construcciones de danza” y que creó precisamente para ese espacio. Ambas propuestas están incluidas en la exposición ± 1961. La expansión de las artes [1], que ofrece estos días el Museo Reina Sofía (Madrid).
Las minorías culturales hoy en día
¿Dónde están los lugares como ese loft en nuestros días? ¿Dónde queda hoy la élite cultural? ¿Dónde se reúne y experimenta? ¿Dónde quedan movimientos como Fluxus, la Movida, el grupo de Bloomsbury o la generación del 27? ¿Dónde se renueva la savia?
Más allá de los potentes movimientos sociales surgidos por la crisis económica, la falta de carisma político, de compromiso y de otros males de carácter más sociológico, la cultura parece sucumbir a la masa y así las minorías (culturales, entendamos) han dejado de tener peso, han dejado de organizarse y reunirse en sitios de culto, han dejado de vibrar y emocionarse.
La exposición del Reina Sofía, más allá de su carácter descriptivo e investigador, inspira todas estas preguntas. Comisariada por Julia Robinson y Christian Xatrec, hace un recorrido por esos lugares de encuentro, claves en el año 1961, y da valor a todos esos artistas que han quedado relegados por la historia.
El 90% de las obras que contiene, además, se ven por primera vez. Entre ellas, Painting in Three Stanzas, de Yoko Ono, cuya primera exposición en Nueva York se organizó en la AG Gallery, los collages de Ray Johnson y del bailarín y coreógrafo James Waring, las «partituras evento» de George Brecht (un tipo de obra que envía por correo y que representa a modo de performance y de objeto), y un espacio especial dedicado a John Cage, en el que se puede escuchar su Lecture Indeterminacy y en el que la partitura musical es el centro. También otro dedicado al movimiento Fluxus [2].
Una pena que hoy no existan más 112 de Chambers Street, ni más Residencia de Estudiantes, ni más Café Gijón.