Se trata de un conjunto de finales del siglo XVI compuesto por dos tipos de túnicas –casulla y dalmática– que visten los tres sacerdotes que ofician una misa mayor. El conjunto está confeccionado en terciopelo de seda en color rojo con ricas escenas evangélicas bordadas en relieve de oro y plata de efecto casi pictórico, lo que convierte a estas prendas en una verdadera obra de arte.
Años 50 y 60
Por otro lado, el cóctel y la fiesta se entremezclan en la vitrina Años 50, moda de cine a través de vestidos que reflejan la nueva «ultrafeminidad» de la década y las influencias del momento en el mundo de la Alta Costura. El famoso New Look de Christian Dior (que propuso a las mujeres de los 50 la línea Corola de hombros redondos, cinturas de avispa y faldas largas a media pierna y con mucho vuelo, consiguiendo así que las mujeres se olvidasen de las penurias de la guerra y se volviesen a sentir princesas) o el contrapunto, con diseños elegantes pero fáciles de llevar, de las prendas de Balenciaga.
Junto a los vestidos de Givenchy y Jean Dessès (más afines a Balenciaga), o Balmain (que continúa la visión estructural del New Look), el público puede también contemplar piezas de virtuosas creadoras como Madame Grès, Flora Villarreal o de casas de moda como Isaura y Rosario o Traina-Norell.
Energía juvenil
Por último, la vitrina Novedades expone tres diseños de los años 60 y 70 de Emilio Pucci, André Courréges y Rudi Gernreich, respectivamente. La moda de Gernreich, representada en la vitrina a través de un mono largo sin mangas con un estampado de rayas doradas y negras, se caracteriza por su energía juvenil típica de la década de los 60.
El conjunto de Pucci, formado por un vestido y unos leotardos de inspiración renacentista, refleja también el exceso decorativo de esa década, con sus motivos psicodélicos en colores fucsia, verdes, negro y blanco sobre un fondo rosa. Ya entrados en los 70, el vestido largo de vinilo de André Courrèges ejemplifica claramente el gusto de la época por lo espacial y futurista.