El filme muestra una historia estrechamente ligada al amor por los jardines y el deseo de preservar la naturaleza en un país que se volvió cada vez más urbano y cosmopolita. El documental deja claro el enorme impacto que el impresionismo europeo generó en la cultura y el arte estadounidenses.
Al otro lado del Atlántico, el movimiento impresionista, tomando el relevo de artistas como Renoir y Monet, siguió su propio camino a lo largo de un período de cuarenta años, lo que revela tanto el desarrollo de la sociedad como su concepto de arte como generador cultural. Mientras Europa rechazaba las obras de Monet, Degas y Renoir, los estadounidenses acogieron y crearon su propio estilo de impresionismo.
Como recuerda Phil Grabsky, fue en 1886 cuando el marchante de arte francés Paul Durand-Ruel llevó una selección de su enorme colección de obras impresionistas a Nueva York, cambiando para siempre el curso del arte en Estados Unidos. Según se industrializaba la nación, los urbanistas luchaban por crear espacios públicos con parques y jardines, oasis para la nueva clase media e inspiración para los artistas que, vitoreando la nueva ola francesa, pintaban al aire libre con renovada lucidez.
Yo, Claude Monet [1] inauguró la cuarta temporada del ciclo Exhibition On Screen en las salas de cine españolas. La segunda entrega de la serie fue El fascinante mundo de El Bosco [2], tras el que ahora se estrena El jardín del artista. Impresionismo americano.