Las ocho obras que Jaime Botín ha cedido a la Fundación Botín, de la que es Patrono, son Femme espagnole (1917) de Henri Matisse; Self Portrait with injured eye (1972) de Francis Bacon; Arlequín (1918) de Juan Gris; Al baño. Valencia (1908) de Joaquín Sorolla; Mujer de rojo (1931) de Daniel Vázquez Díaz; Figura de medio cuerpo (1907) de Isidre Nonell; El constructor de caretas (1944) de José Gutiérrez Solana y Retrato de mi madre (1942) de Pancho Cossío.
Cronológicamente, esta selección de trabajos refleja casi en su totalidad el arte del siglo XX, iniciándose con Figura de medio cuerpo, creada por Nonell en 1907, y cerrándose con Self Portrait with injured eye, pintada por Francis Bacon en 1972. Además, une obras de artistas españoles de gran valor plástico pero de escaso reconocimiento fuera de nuestras fronteras con otras de creadores internacionales considerados punteros en el desarrollo del arte del siglo XX. Así, conformada en torno al gusto personal de su propietario, nos encontramos ante un selecto conjunto con evidentes nexos de conexión que nos permiten adentrarnos en su particular microcosmos.
Todos los artistas se formaron en los años finales del siglo XIX y principios del siglo XX, un periodo complejo por su ruptura con la tradición y en el que se genera una rica actividad artística, con un amplio abanico de estilos que están presentes en esta colección: el modernismo con Nonell, el fauvismo con Matisse, el cubismo con Juan Gris, la figuración lírica con Cossio, el realismo con Solana, el neocubismo con Vázquez Díaz, el iluminismo postimpresionista con Sorolla o la nueva figuración, de fuerte carácter expresionista, de Bacon.
Las obras seleccionadas presentan tres rasgos comunes que definen y personalizan el conjunto: máxima expresión a través del color y la luz, utilización de la figura como medio de comunicación e hilo conductor y, por último, el retrato, que constituye la esencia del conjunto.
La paleta es la nota dominante en todas las obras y lo que mejor las define: en todas ellas las tonalidades y los juegos de luces, utilizados para trazar la figura, están al servicio de un modo magistral de la expresión, que es el elemento que unifica la colección.
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