Esta Salomé es una de las únicas cuatro obras del maestro del Barroco que se conservan en las colecciones españolas y una de las más relevantes que se custodian en las Colecciones Reales. Su directora, Leticia Ruiz Gómez, recuerda que “ahora mismo Caravaggio es objeto de renovado interés por la aparición de una nueva obra en las colecciones españolas. Y tanto el público como los especialistas nos pedían volver a ver de forma tranquila y continuada un cuadro tan importante como este”. Por este motivo, la institución ha decidido reubicar la Salomé en un lugar preeminente del Palacio y accesible para todos: “Con tan pocos caravaggios en nuestro país poder exponer el nuestro de una forma tan significativa es un lujo para el visitante”.
El lienzo representa el momento en que Salomé muestra en una bandeja de plata la cabeza de san Juan Bautista que acaba de ser decapitado a petición de Herodías, la madre de Salomé, a quien el santo reprochó su vida libertina con Herodes. La joven mira con contenida satisfacción al espectador, mientras una vieja criada contempla el hecho con expresión grave.
La obra, una de las más importantes y espectaculares del genio, no solo por la maestría con la que maneja el pincel, sino por la original forma de representar el tema, muestra la potencia dramática que caracterizó al pintor en los meses en que hubo de exiliarse a Nápoles tras su rápida huida de Roma. Las figuras se disponen de una forma descompensada, dejando un vacío inquietante en el lado izquierdo, y su fuerte iluminación refuerza su volumetría. La tensión escenográfica se acrecienta gracias a la utilización de una pincelada densa y trabajada que proyecta una visión táctil de las texturas. Las dos cabezas femeninas, que parecen salir contrapuestas de un mismo cuerpo, evidencian en sus rostros la juventud y la ancianidad.
Su última restauración en 2015 permitió determinar con precisión el bello velo amarillo que le cubre el pecho a Salomé, o la posición de la espada que empuña el verdugo, así como la aparición de un tono verde muy oscuro en la acostumbrada entonación generalizada parda del fondo, que se hace especialmente visible en la zona sombreada de la izquierda.
La Salomé con la cabeza del Bautista de Caravaggio apareció por primera vez documentada en la Colección de cuadros del segundo conde de Castrillo, García de Avellaneda y Haro, que fue virrey de Nápoles entre 1653 y 1659. El virrey menciona una pintura, con una descripción idéntica a la obra expuesta, en un inventario de bienes que realiza en 1657. El cuadro entró en las Colecciones Reales en años posteriores.
En 1666 la obra ya figuraba en el inventario del Alcázar de Madrid como parte de la decoración. Afortunadamente, la Salomé se salvó del incendio que asoló el palacio madrileño en la Nochebuena de 1734. Tras pasar por diversos palacios y palacetes reales, su destino fue el Palacio Real de Madrid, como una de las piezas clave de la colección pictórica de Patrimonio Nacional.
Esta presentación está patrocinada por la Fundación Tatiana Pérez de Guzmán el Bueno. Los visitantes pueden disfrutar de esta pintura en el recorrido turístico habitual y sin sobrecoste en la entrada.
– Con motivo de esta nueva presentación se ha organizado un ciclo de tres conferencias, los martes 8, 15 y 22 de marzo, en las que se analizará en profundidad la Salomé y la figura del pintor milanés. Tendrán lugar en la sala Infanta María Cristina del Palacio Real de Madrid y participarán ponentes como María Cristina Terzaghi, una de las máximas expertas mundiales en Caravaggio, David García Cueto, jefe de Pintura Italiana y Francesa hasta 1800 del Museo del Prado, y Carmen García-Frías, conservadora de la Colección de Pintura Antigua de Patrimonio Nacional.