Así, a partir del 15 de septiembre, presentará 11 cuadros de algunos de los más reconocidos pintores españoles, procedentes de la colección del Bowes Museum de Inglaterra. La muestra El Greco, Goya y el gusto por España: obras maestras del Bowes Museum, comisariada por Amanda Dotseth, supondrá la primera visita a EE.UU. de las obras de este museo.
A continuación, el 18 de octubre, el museo texano inaugurará Sorolla en el estudio: un préstamo excepcional de una importante colección española que examinará el desarrollo del característico estilo moderno del pintor valenciano. La exposición gira en torno a su cuadro de 1902 Desnudo de mujer, de propiedad particular y presente en EE.UU. por primera vez en más de cien años.
Comisariada por Daniel Ralston, ayudante de conservación del Meadows, incluirá también varias pinturas y dibujos del artista que forman parte de la colección del Meadows.
«Estas dos exposiciones nos ayudan a entender mejor el gusto por la pintura española y el interés que despierta en la actualidad», explica Mark Roglán, director Linda P. y William A. del Meadows Museum.
El Greco, Goya y el gusto por España: obras maestras del Bowes Museum. Del 15 de septiembre al 12 de enero de 2010.
Hijo de un aristócrata británico y terrateniente del noreste de Inglaterra, John Bowes (1811 – 1885) mantuvo durante toda su vida un gran interés por la política, los negocios y el arte, y formó parte de la alta sociedad británica y francesa.
Joséphine Coffin-Chevallier (1825–1874) fue una actriz y pintora francesa, hija de un relojero. Tras su matrimonio en 1852, la pasión compartida por las artes les llevó a crear un museo público en la ciudad comercial de Barnard Castle, cercana a la propiedad de Bowes. Con la riqueza e influencia de John y la mirada intuitiva de Joséphine, la pareja comenzó a adquirir obras de arte en 1860, prestando especial atención a obras españolas contemporáneas de escaso reconocimiento.
Entre 1862 y 1874 acumularon una colección de unas 15.000 pinturas y objetos variados, desde piezas de plata hasta tapices. Entre sus obras se contaban también 102 pinturas españolas, que dotan al Bowes Museum de una de colecciones de arte español más completas de las islas británicas. Por desgracia, no vivieron para ver terminado su museo, que abrió sus puertas al público en 1892.
Su interés por la pintura española surgió de las recomendaciones de uno de sus marchantes de arte, que detectó una gran oportunidad tras la muerte del conde Francisco Javier de Quinto y Cortés en 1860. De Quinto fue un político español y también director del Museo de la Trinidad en Madrid, además de un coleccionista consumado.
Fallecido en 1863 se subastó su colección en París; las 11 obras que presenta esta exposición son las que adquirieron los Bowes de esa colección. La muestra incluye también material de archivo que ilustra el proceso coleccionista de John y Joséphine, como el catálogo de la subasta del conde de Quinto con las anotaciones de John Bowes.
La mayor parte de estas obras refleja temas e iconografía religiosos. Otras, como Interior de prisión (1793–94) de Francisco de Goya, trazan la evolución del arte español de finales del siglo XVIII desde la representación de monarcas o santos católicos hasta un interés minimalista en personajes literarios e injusticias sociales. Esta variedad de temática y estilo, que va desde las vívidas y espirituales imágenes de El Greco hasta la obra naturalista y sobria de Goya, es lo que identifica a estas 11 obras españolas como algunas de las más importantes de la colección de los Bowes.
«En cierto modo, esta exposición cuenta dos historias: una, la de la producción artística en España desde el siglo XVI hasta el XVIII, y otra, la de su legado contemporáneo», afirma Amanda W. Dotseth, comisaria del Meadows Museum. «En el siglo XIX, el conde de Quinto reunió una importante colección privada de pintura española histórica. Más adelante, John y Joséphine reconocieron el potencial instructivo de la colección al adquirir importantes piezas para incorporarlas a su museo público. De esta forma aseguraron que el arte español desempeñara un papel destacado entre las distintas colecciones del museo. Los Bowes se adelantaron a su época al coleccionar arte español un siglo antes de que el Meadows Museum abriera sus puertas al público en 1965».
Sorolla en el estudio. Del 18 de octubre al 12 de enero de 2010.
Joaquín Sorolla y Bastida era ya un artista reconocido cuando pintó un retrato íntimo y exquisito de su esposa, Desnudo de mujer, en 1902. Esta obra se inspiró en su deseo de realizar una pintura que rivalizara con la Venus del espejo de Diego Velázquez, una obra maestra de la pintura española del Siglo de Oro que Sorolla visitó en su emplazamiento original de Rokeby Park, al norte de Inglaterra. Aunque Desnudo de mujer es un homenaje a Velázquez, también refleja la maestría artística de Sorolla y su estilo característico.
La obra formó parte mucho tiempo de la colección personal de Sorolla, que la exhibía de forma destacada en su estudio. En 1911, la obra visitó por primera vez EE.UU. donde se expuso en el Art Institute de Chicago y en el entonces llamado City Art Museum de San Luis.
Este otoño, Desnudo de mujer regresa a EE. UU. por primera vez desde aquellas exposiciones de 1911 como préstamo a largo plazo de una colección privada española al Meadows Museum.
Para celebrar la llegada de esta obra, el Meadows explorará un periodo esencial de la vida de Sorolla, prestando atención a su proceso artístico y a la evolución de su obra en distintos soportes entre 1902 y 1906.
Además de Desnudo de mujer, la muestra presentará cuadros de la colección del museo como El ciego de Toledo (1906) y Playa de Valencia (c. 1904-05), y varios dibujos que compró el año pasado a los descendientes del artista. El conjunto de estas obras muestra cómo elaboraba Sorolla sus ideas compositivas iniciales con bocetos realizados de forma suelta y rápida para luego transformarlas en magistrales cuadros de gran formato.
«En el fértil periodo que abarca esta exposición, Sorolla consolidó su estilo brillante y gestual, intensificó su relación con la historia del arte español y cultivó la totalidad de sus temas más característicos: respresentaciones de familia, retratos inquisitivos, paisajes españoles y escenas de playas mediterráneas bañadas por el sol», recuerda Daniel Ralston, ayudante de conservación del Meadows y comisario de la exposición. «Se trata de una oportunidad para estudiar el proceso compositivo del artista en un momento crucial de su carrera, cuando estaba consolidando tanto su prestigio internacional como su lugar en la historia del arte español».