El año pasado, otra artista polémica, Tracey Emin, sí que aceptó incorporarse a la Royal Academy of Arts. Sin embargo, el hecho de no ser académico no le impide a Hirst exhibir su obra en la institución. En la actual exposición de verano, de hecho, muestra una escutura de San Bartolomé desollado con la piel colgando de un brazo.