Un auténtico búnker construido en 1942 para servir a la Luftwaffe de Hitler, que después fue prisión soviética, almacén de frutas y verduras y uno de los clubes de referencia para la música tecno en pleno centro de Berlín, fue adquirido en 2003 por el millonario alemán Boros, propietario de una importante agencia de publicidad y coleccionista de arte, quien posteriormente lo convirtió en vivienda particular y galería de arte contemporáneo.
Esculturas gigantescas que atraviesan paredes, tubos de neón reflectantes y hasta restos de una comida. Todo es posible en la galería del millonario, una especie de paraíso para las nuevas tendencias en arte. Sin luz natural, este cubo gigante de 38 metros de largo y 16 de alto dispone de 3.000 metros cuadrados de superficie y cerca de 80 estancias cuya altura oscila entre los 2,30 y los 13 metros, donde se alberga la colección particular de Boros, cifrada en alrededor de 500 obras de algunos grandes como Damian Hirst, Olafur Eliasson, Anselm Reyle, Manfred Pernice o Tobias Rehberger.