Las dimensiones de la obra y sus características físicas son las propias de un cantoral, 76,7 cm x 54,5 cm y 14 cm de grosor; cuerpo de pergamino y cubierta en piel con herrajes metálicos, tapas recias de madera y fuertes cosidos sobre gruesos nervios.

A su entrada en el IPCE, el cantoral fue sometido a un estudio mediante el cual pudo determinarse que había sufrido al menos dos intervenciones que afectaron tanto al cuerpo como a la encuadernación. La primera tuvo lugar poco después de la realización del libro y consistió en un añadido de varios cuadernillos que aumentaron el número de hojas de 107 a 146, más dos de guarda adheridas a la contratapa. La segunda intervención, que supuso un nuevo añadido y sustitución de hojas, se produjo en el siglo XVIII y resulta mucho más evidente por la técnica empleada y por las deformaciones que ocasionó al soporte.

Proceso de restauración

En el proceso de restauración se ha procedido a separar el cuerpo de la encuadernación, cortando los nervios y descosiendo los cuadernillos. Esto ha proporcionado valiosos datos inéditos sobre la manufactura y las características técnicas del cantoral, así como sobre la historia de su fabricación.

La encuadernación, que es de piel vuelta sobre madera, presentaba, entre otros problemas, suciedad muy acusada, deshidratación, pérdidas y desgarros. Se detectó, además, que uno de los broches de hierro, aunque antiguo, no era original.

En cuanto al cuerpo del libro, se limpió la suciedad y se corrigieron las arrugas, dobleces, ondulaciones en el soporte y pérdidas, algunas de ellas de considerable tamaño. Asimismo, se solventó el problema de la deshidratación del pergamino y se eliminaron los restos de papel y de cola animal. Con todo ello se ha detenido el proceso de deterioro del cantoral, restituyendo en gran medida su esplendor original.