Salvatore, cineasta de éxito, vuelve a su pueblo natal para asistir al funeral de su viejo amigo Alfredo, quien fue el proyeccionista del cine local durante su infancia en Sicilia.
Con el regreso, aflora inevitable el pasado. Vuelven los recuerdos de su primer amor con la bella Elena y muchos de los capítulos que marcaron su infancia se acomodan en su mente, conectando a Salvatore con la comunidad que abandonó 30 años atrás.
El pequeño “Totò” no se separaba del lado de Alfredo, que coleccionaba en secreto todos los descartes que el sacerdote –el censor definitivo– cortaba de las películas proyectadas. Como si de un tesoro se tratase, Salvatore rememora las caricias y besos prohibidos conservados en una vieja caja.
Descubrir-redescubrir
Coincidiendo con los grandes cambios que afectan a las salas de exhibición, con la reconversión de los proyectores de 35 milímetros a digital y con el triste cierre de muchas de ellas, este reestreno es una buena oportunidad para rendir homenaje a los operadores, acomodadores, taquilleras y, en definitiva, a todas las personas relacionadas con ese momento en el que la sala oscurece y sobre una pantalla en blanco emerge la vida con toda su fuerza.
Así es. Película de culto para más de una generación de cinéfilos, que consideran, consideramos, el cine como un descubrimiento fundamental en nuestras vidas. Su reposición en España brinda además al público joven la posibilidad de encontrarse y sorprenderse con esta nostálgica pieza, ganadora de un Oscar y un Globo de Oro, que cuando fue estrenada en nuestro país en 1989 cautivó a cerca de un millón de espectadores que se quedaron, ya para siempre, enganchados a la magia de sus imágenes.
No se pierdan este himno de amor al cine.