Aunque se licenció en Derecho y Filología Románica e Hispánica, Álvarez-Nóvoa, que también cursó Ciencias del Espectáculo, pronto dejó de lado los oficios técnicos para embarcarse en su carrera como actor, que despegaría con apenas 17 años en el Teatro Español Universitario, al que le seguiría el grupo Los Goliardos y compañías de Sevilla, Madrid y Barcelona.
Además de interpretar a los clásicos y a autores contemporáneos, Álvarez-Nóvoa firmó obras como Cigarras y hormigas, La Merecedora, Pajaritos 27, Enamoradas de Bécquer y Adúlteros.
Teatro, cine y televisión
Su carrera cinematográfica comenzó en 1997 con Los años bárbaros, de Fernando Colomo, tras haber pasado por series como Réquiem por Granada, de Vicente Escrivá. En 1999 consiguió el Goya a mejor actor revelación por su papel en Solas, de Benito Zambrano, rol que le conseguiría, además, el premio a mejor actor en el Festival Internacional de Cine de Tokio.
Seguimos viendo el rostro de Álvarez-Nóvoa en películas como El hijo de la novia, La biblia negra, Una pasión singular, Elsa y Fred, De tu ventana a la mía, Los muertos no se tocan, nene y Las olas, con la que obtuvo el premio a mejor actor en el Festival de Cine de Moscú.
Este último año pudimos verlo en películas como Asesinos inocentes y La luz con el tiempo dentro, donde dio vida a Juan Ramón Jiménez. El próximo mes de noviembre llegará a nuestras pantallas con La novia, adaptación de Bodas de sangre que dirige Paula Ortiz.
Rostro frecuente en televisión, el actor pasó por series como Gran reserva, Imperium, Cuéntame cómo pasó, Con el culo al aire, El Ministerio del Tiempo y, la más reciente, Carlos, Rey Emperador, donde dio vida a Leonardo da Vinci.
Su carrera teatral incluye obras como El zoo de cristal, Escuadra hacia la muerte, Luces de bohemia, Doña Rosita la soltera, El gran mercado del mundo, La vida es sueño, Historia de una escalera y Bangkok. Su trabajo en Bodas de sangre le valió en 2009 el Premio de la Unión de Actores a mejor actor de reparto de teatro.
En paralelo a su carrera como actor, Álvarez-Nóvoa trabajó como profesor de Literatura en institutos de la provincia de Sevilla, donde residía desde hacía años. En reconocimiento a su amor por las tierras hispalenses, un teatro de la localidad sevillana de Camas fue bautizado con su nombre.