El actor valenciano se convirtió durante varias décadas en uno de los galanes más solicitados del teatro, el cine y la televisión. Fue en los noventa, tras una grave enfermedad que le dejó importantes secuelas físicas, cuando su carrera artística sufrió un revés. Tras sobreponerse, Pons volvió a trabajar, adoptando un registro más dramático.
En 1965, el director Luis Escobar le ofreció entrar en Don Juan de una noche, su primer montaje profesional. Por aquel entonces comenzó a trabajar en Televisión Española. En 1968 se trasladó a la compañía de Alberto Closas, interpretando comedias como Una noche de lluvia o Cuatro historias de alquiler.
Los ochenta y noventa alumbraron su etapa teatral más destacada, con obras como El corto vuelo del gallo, Las damas del jueves, Rosas de otoño, El abanico de Lady Windermere, Misericordia, etc.
Su paso por el cine estuvo íntimamente ligado a su gran atractivo físico, que le granjeó papeles de hombre deseado en películas como Experiencia prematrimonial, Una gota de sangre para morir amando, Juegos de sociedad, Los caballeros del botón de ancla, La dudosa virilidad de Cristóbal o El virgo de Visanteta, tras la que abandonó casi totalmente el cine para dedicarse al teatro y, ocasionalmente, la televisión. En 2009, Pedro Almodóvar lo fichó para un papel breve en Los abrazos rotos.
En televisión fue ampliamente reconocido por una serie de zarzuelas entre las que se incluyen Maruxa y Luisa Fernanda. También intervino en algunos capítulos de las series Los ladrones van a la oficina, Este es mi barrio, Periodistas o Médico de familia.
En sus últimos años tuvo la oportunidad de aparecer en proyectos escénicos muy interesantes como Misericordia, Edipo rey, Querellas ante el dios Amor o Final de partida. Cuando tuvo que abandonar la escena por motivos de salud el pasado 13 de marzo se encontraba representando La nieta del dictador en la sala madrileña El Sol de York.