Katja (Diane Kruger logró con esta soberbia interpretación el reconocimiento unánime como mejor actriz en el último Cannes) vive feliz con su marido, un traficante turco totalmente rehabilitado, y el hijo de ambos, un chaval de seis años. Pero su existencia se derrumba cuando su pareja y el pequeño mueren en un atentado.

La policía actúa rápido y detiene a unos sospechosos, un matrimonio joven directamente relacionados con un movimiento neonazi. A partir de ese momento Katja se ve inmersa en un tortuoso proceso judicial.

Danilo (Denis Moschitto), abogado y mejor amigo de su marido, lleva el caso y hará todo lo posible para darle el apoyo necesario a Katja, quien cegada por el dolor, solo tiene un objetivo: que se haga justicia.

En la sombra surge a raíz de los asesinatos xenófobos perpetrados en distintas ciudades de Alemania por el grupo neonazi NSU (Clandestinidad Nacionalsocialista) entre los años 2000 y 2007. Unos atentados que se llevaron por delante a personas cuyo único pecado fue el no pertenecer a una supuesta raza germánica.

Akin estudió estos casos en profundidad y siguió personalmente varios juicios junto al abogado y coguionista de la película, Hark Bohm, quien a petición del director supervisó todas las escenas de la película que tienen como escenario la sala donde se desarrolla el juicio.

Además de la extraordinaria catarsis de Kruger como mujer muerta en vida, la película cuenta con el sello y estética del director de fotografía Rainer Klausmann, habitual colaborador de Akin, y la hipnótica composición musical de Josh Homme, cantante y fundador del grupo de rock Queens of the Stone Age. Música e imágenes que marcan con precisión el sello-denuncia propio del cine del realizador.

Convencidos e implicados

La exmodelo Diane Kruger, que sólo se dejaba ver en producciones francesas o anglosajonas, irrumpe con tensión inusitada en un papel por el que luchó con convicción: «Quería ese papel como fuera», manifestó en Cannes. «Es una gran actriz –señaló en Madrid Akin–. No le tiene miedo a nada. Está dispuesta a intentarlo todo. Disfruta interpretando incluso las escenas más dolorosas».

Fatih Akin llamó la atención de los cinéfilos desde sus primeros trabajos I’m Juli y Corto y con filo, a los que les siguieron los éxitos internacionales de Contra la pared (Oso de Oro en Berlín), Cruzando el Puente, Los sonidos de Estambul, Goodby Berlin y Al otro lado.

Su cine no se anda con pelos en la lengua, como tampoco se corta al argumentar las razones que le llevaron a plantearse el rodaje de En la sombra: «Aquellos asesinatos perpetrados por los miembros de Clandestinidad Nacionalsocialista en Alemania me impactaron mucho. Nunca he olvidado mi origen turco. Mi hermano conocía personalmente a una de las víctimas de Hamburgo. Lo que me resultó más escandaloso es que la policía centró sus investigaciones y sus sospechas en la comunidad de las victimas y atribuyó los atentados a venganzas por asuntos relacionados con el juego y con las drogas. Me resultó indignante la presión que se ejerció sobre quienes no eran más que víctimas. Esa presión policial hizo que la prensa y, como consecuencia, la gente, empezase a pensar en ese sentido».

El hecho es que la película tiene un trasfondo del que no se libran quienes la han puesto en pie. La propia actriz protagonista lo deja claro: «El terrorismo es tema de actualidad permanente. Cada día asistimos a noticias horripilantes que nos hablan de muertos. Pero nunca nos cuentan las historias de los que se quedan. Me enfrenté a esta película con el reto de intentar responder a la pregunta de cómo las víctimas que quedan pueden soportar un dolor y un sufrimiento tan grandes».

Cala la tensión que transpira En la sombra, una lúcida mirada sobre el duelo y sus consecuencias.