Cuatro magos de poca monta o venidos a menos, que malviven haciendo trucos baratos en antros de mala muerte o en la misma calle, reciben un día una misteriosa carta convocándoles tal día a tal hora en tal sitio. Todos acuden a la cita, intrigados. Una vez allí, un espectáculo de trucos y magia les desvela un plan secreto –solo en parte, el plan, no el secreto– que, como una novela por entregas, irá desgranándose capítulo a capítulo sin que ni el espectador ni los implicados sepan el siguiente paso hasta que este sea puesto en marcha.
Bajo el nombre artístico de Los Cuatro Jinetes se encuentran Woody Harrelson, Jesse Eisenberg, Isla Fisher y Dave Franco. Ellos son Merrit, Daniel, Alma y Jack, los cuatro magos a los que alguien con una misión para ellos ha convertido en la sensación del momento.
La mente ejecutora
Lo que nadie sabe, ni si quiera los protagonistas, es el plan que la mente ejecutora de cada uno de sus trucos de artificio tiene pensado. Nadie tiene la visión global salvo el misterioso personaje que mueve los hilos. ¿Quién es? ¿Quién está detrás de todo? ¿Cuál es su verdadero propósito?
Los Cuatro Jinetes se convierten en una suerte de Robin Hood después de robar un banco a kilómetros de distancia y convertir sus grandes números en atracos (de una u otra forma) con un buen fin y moraleja.
Persiguiéndoles, el agente Rhodes (Mark Ruffalo), al que siempre se le escapan por muy poco. Un escéptico empeñado en descubrir el truco que se esconde detrás de cada uno de sus golpes/espectáculos. De ahí que se alié con Thaddeus Bradley (Morgan Freeman), un antiguo mago que se pasó al otro lado. Ahora se gana la vida con un programa de televisión en el que pone al descubierto los trucos de sus ex compañeros de profesión.
Crédulos e incrédulos
Louis Leterrier (El increíble Hulk, Furia de titanes) plantea un thriller que divide a personajes y espectadores en crédulos e incrédulos. La magia, como el cine, está llena de trucos. Y tanto en una como en otro la clave está en dejarse llevar y engañar para poder disfrutar del espectáculo. ¿Qué importa el cómo lo hace? Cuando el truco queda al descubierto pierde la gracia. La magia se esfuma. Por eso no hay que tomarse demasiado en serio Ahora me ves…, sino verla como una película con mucha acción, algo de tensión, un ritmo frenético en algunos momentos, personajes interesantes (algunos) y un reparto de lujo.
El truco para disfrutar de Ahora me ves… es dejarse engañar. Olvidarse de intentar cazar al mago en sus trampas para convertirse en un cómplice más de la historia. Al final, todo saldrá a la luz.
Los estrenos de la semana
- Ahora me ves…, de Louis Leterrier.
- El estudiante, de Santiago Mitre.
- El último Elvis, de Armando Bo.
- Expediente Warren, de James Wan.
- Keeps the lights on, de Ira Sachs.
- Llévame a la luna, de Pascal Chaumeil.
- Zarafa, de Rémi Bezançon y Jean-Christophe Lie.