Anora: intensa y engañada, prostituta…

La cámara inquieta, siempre con su punto transgresor, de Baker vuelve a fijar foco, con empatía y sin moralina alguna, en los horizontes menos claros de esa parte de la población despectivamente conocida como white trash (basura blanca), que combinando lo étnico y la clase social, se refiere a las personas de raza blanca menos pudientes o marginadas.

Anora, la joven que da título a este largometraje (casi dos horas y media que se hacen todo menos largas) es una prostituta que ejerce en un concurrido local de Brooklyn. Su trabajo es captar clientes para que se dejen el dinero ante las danzas eróticas que se ofrecen en los exclusivos, caros, palcos del lugar.

Una noche uno de esos clientes es Vanya, un muchacho caprichoso e inmaduro que se encapricha de ella. Ese joven, que tras una serie de citas le propone matrimonio y la lleva a Las Vegas donde se casan resulta ser hijo de un todopoderoso oligarca ruso.

El relato guarda el eco de Cenicienta. Pero ese particular cuento de hadas marcado por el lujo y la opulencia se desmorona cuando los padres de Vanya acuden a Nueva York con el único objetivo de anular el enlace.

Todo el disparatado entramado se beneficia de la excelente actuación de Mikey Madison, premio en el Festival de Deauville por su papel. La actriz, que debuta como protagonista absoluta, demuestra su capacidad para apoderarse de la cámara y hacerlo con una naturalidad apabullante. Pese a lo descarnado del reto, confiesa: «Nunca me sentí desnuda, era algo natural»

Por su parte Baker, que no oculta que escribió el guion pensando en esta intérprete, cuenta que la descubrió en 2019 en el filme de Tarantino Érase una vez en… Hollywood: «Robaba la escena y me quedé con su nombre. Años más tarde, cuando decidí hacer Anora, volví a toparme con Mikey en Scream (2022). Supe que Anora era ella pues tenía rango, podía ser divertida, tenía actitud, era sexy, intensa y podía gritar… y si algo sabía de nuestra Anora entonces es que iba a tener que gritar mucho».

El realizador ha dedicado su película a las trabajadoras sexuales «de antes, de ahora y de siempre», al director y actor madrileño Jesús Franco (1930-2013) y a la actriz sevillana Soledad Miranda (1943-1970).

Unánime Palma de Oro de la 77ª edición de Cannes, al argumentar los porqués de su decisión, el jurado señaló que Anora es una película «rebosante de humanidad, una obra llena de esperanza que rompe el corazón».

Lo cierto es que, entre risas y llantos, gritos y susurros, camas y carreras, caprichos y dislates, lo rompe. ¡Vaya si lo rompe!