En su discurso, el ministro ha afirmado que “Antonio Banderas ha transcendido a sus papeles, que ha logrado imprimir un carácter propio a todos su personajes y que después ha sobrevivido a su propio éxito para no parar de crecer, dirigiendo sus propias películas, interpretando, produciendo, cantando y en definitiva, creando y exprimiendo al máximo su talento”.
Méndez de Vigo ha recordado la llegada de Banderas a Madrid desde su Málaga natal, las vicisitudes por las que pasó hasta convertirse en un actor reconocido mundialmente: “tal vez, la gran conquista y la gran explicación de toda su carrera ha sido llevar siempre al niño que fue en el corazón que es. Y eso a pesar de haber recorrido el mundo, de haber trepado a lo más alto del cartel y de haber sufrido también duros contratiempos. Pero siempre, siempre ha sabido regresar al hogar que le vio crecer. Ese hogar que un día abandonó, siendo pequeño, para –sin saberlo– hacerse grande”.
“Premiamos a Antonio Banderas porque la cultura española está en deuda con los hombres que han llevado por el mundo, con orgullo y pasión, a su gente, a su ciudad, a su país, como él ha hecho como embajador de la Marca España”.
Refiriéndose a los complejos momentos actuales de la sociedad española, el ministro ha afirmado que “de pocos como él puede decirse que ha sido un patriota, en el sentido en que lo concebía Cela al afirmar que el nacionalista cree que el lugar donde nació es el mejor lugar del mundo; y eso no es cierto. El patriota cree que el lugar donde nació se merece todo el amor del mundo y eso sí es cierto”.
Un luchador
“Los jóvenes que miren hoy a Antonio Banderas verán no sólo a un gran actor, sino a un luchador, a un hombre agradecido, a un enamorado del cine, de su trabajo, del teatro, del arte, que incluso estando en lo más alto del cartel de Hollywood jamás ha dejado de mirar a su país, de pensar en proyectos para facilitar las vocaciones artísticas entre los jóvenes, de destinar su dinero a causas benéficas y culturales y de volver –como él se prometió a si mismo cuando partió de Málaga– con las manos llenas a su ciudad”.
Méndez de Vigo se ha referido al Expreso Costa del Sol que le trajo a Madrid desde Málaga: “tenía 21 años y 10.000 pesetas en el bolsillo y la vida todavía sin medias suelas. Pero llevaba también algo mucho más valioso: portaba un sueño y tenía talento”.
El ministro ha resaltado la tenacidad del premiado, su esfuerzo; los años vividos en la movida madrileña, sus inicios en la Compañía Nacional de Teatro, su encuentro con Almodóvar, su salto a Hollywood, sus éxitos de los años 90 “que le convirtieron en lo que llaman latin-lover del cine internacional, una etiqueta que quizá simplifica demasiado su papel y no hace justicia al verdadero valor de Banderas en el cine de las últimas décadas”.
Banderas donará la dotación del premio –30.000 euros– a la Escuela Nacional de Arte Dramático de Málaga, donde él estudió.