Ni una escena que no tenga a la oscuridad por testigo. Desolada y cerrada noche en Detroit y cerrada y desolada noche en Tánger, las dos ciudades en las que Adam (Tom Hiddleston) y Eve (Tilda Swinton) cargan con su romántica soledad a dos.
Él es un músico underground que no sabe salir de la profunda depresión que le provoca el rumbo que la humanidad ha tomado. Ella, su amada, le contempla e intenta levantarle.
Su historia de amor ha prevalecido al menos durante varios siglos, ambos son vampiros, pero su libertino idilio pronto es interrumpido por la llegada de Ava, la salvaje e incontrolable hermana menor de ella. A medida que el mundo se resquebraja a su alrededor cabe preguntarse si podrán estas astutas pero frágiles criaturas de la noche seguir existiendo antes de que todo, irremisiblemente, se desmorone.
Esa es la gran cuestión con la que Jarmusch inquieta al espectador desde su idea, repetidamente expresada, de que sobre cualquier otra cuestión los vampiros son hombres y por consiguiente, lo que la película plantea no es otra cosa que una metáfora.
Seres excepcionales
«Estamos ante la historia de dos seres excepcionales, puntualiza el director, que por su inusual realidad, tienen una amplia visión de conjunto de la humanidad y de la historia. Esa extraordinaria perspectiva incluye sus logros impresionantes y sus trágicos y brutales fracasos».
«¿Quien no sería un esnob tras haber vivido siglos y ser testigo de los acontecimientos más importantes de la historia?», cuestiona el propio Jarmusch, que habla con tal conocimiento y fe de los vampiros y su mundo que acaba por sembrar una sutil duda en quien le escucha: «Los vampiros tienen algo de científicos y algo de artistas, dos mundos, el del arte y el de la ciencia, que me apasionan».
En esa línea abunda la camaleónica Tilda Swinton (su transparencia confiere una luz esencial a la protagonista) cuando en la presentación de la película deja caer: «Los vampiros simbolizan a los artistas porque los verdaderos artistas no mueren. Me refiero a aquellos con una sensibilidad específica que trabajan de un modo muy interior y en los márgenes de la sociedad. Aquellos que no esperan que su trabajo tenga éxito comercial. Es una idea a la que me siento muy próxima». Buena declaración, aunque no es su caso pues sus interpretaciones se cuentan por éxitos.
Ilustrada por Sqürl, la banda de rock experimental que Jarmusch lidera (temas duros, repetitivos, que acaban por fundirse con la oscuridad de las imágenes), Sólo los amantes sobreviven no dejará a nadie indiferente y demuestra que la cuestión no está ni en los géneros ni en los temas que se abordan, sino en la mano que los mece. Y esta mano, la del director estadounidense, tiene sensibilidad y se ajusta a la autodefinición del autor: «Me siento artista».
Dirección y guión: Jim Jarmusch
Intérpretes: Tilda Swinton, Tom Hiddleston, Mia Wasikowska y John Hurt
Música: Sqürl y Jozef van Wissem
Fotografía: Yorick Le Saux
Productoras: Recorded Picture Company, Pandora Films y Faliro House Productions
Distribuidora: Vértigo Films
Reino Unido-Estados Unidos-Alemania-Grecia / 2013 / 122 minutos