El filme, rodado con tacto y sutileza pese a lo dramático de los hechos que relata, está inspirado en el escritor, bloguero y columnista Mehdi Meklat, cuya primera novela constituyó todo un acontecimiento literario que le reportó inmediato reconocimiento público. En esa cresta de la ola se mantuvo hasta que fueron descubiertos una serie de tuits marcadamente racistas que había publicado a lo largo de años bajo el seudónimo de su alter ego digital: Arthur Rambo.

En la ficción, la trama sigue los pasos del joven escritor Karim D. -magníficamente corporeizado por el actor Rabah Naït Oufella- a lo largo de las 48 horas en las que el precipicio se va irremisiblemente abriendo bajo sus pies. El  dramático paso de ser idolatrado a públicamente despreciado se hace imparable por la turbulencia que genera Twitter a través de unos mensajes del pasado que, desenterrados por gente que se camufla en el anonimato, no admiten vuelta atrás.   

Laurent Cantet (Melle, 1961), como ya hizo en Recursos humanos, El empleo del tiempo, La clase o El taller de escritura, vuelve a demostrar su equilibrada capacidad para colocar en la pantalla temas para la reflexión. Cuestiones marcadas por la controversia social que a nadie dejan indiferente.

La inmediatez y la tiranía que pueden llegar a rezumar las redes sociales son el objeto de atención de éste, su octavo largometraje, en el que vuelve a suscitar el debate y a lanzarle al espectador incisivas preguntas que no tienen fácil respuesta.

Ahora, a partir de un guion escrito por el propio Cantet en colaboración con Fanny Burdino y Samuel Doux, Arthur Rambo pone también foco en el complejo equilibrio de ser francés y árabe en el París actual, sin dejar de lado las diferencias generacionales y sociales, tan bien retratadas en los anteriores trabajos del realizador que, a propósito de su nueva entrega, puntualiza: “Ante todo no quería hacer un biopic. Debía encontrar la misma distancia que había conseguido con la vida de Jean-Claude Romand cuando escribí El empleo del tiempo. Así nació Karim, y nunca sabremos por qué escribió esos tuits, probablemente porque él tampoco llegará a saberlo. Reconozco que hay parecidos obvios entre Mehdi y él, pero no quería limitarme a la historia verdadera del primero. Toda la película se centra en los dos días en que estalla el caso. En unas pocas horas, el estatus de Karim se derrumba: le conocemos en el apogeo de la gloria y en una noche acaba siendo un paria del que todos huyen. Semejante concentración temporal permite focalizar los mecanismos de la historia, su ejemplaridad, y lo que nos dicen de esta época, de su violencia, su velocidad”.

Para Cantet, “en la Francia de hoy la mayor parte de los escándalos derivados de las redes sociales dependen de quien es la persona que está detrás. El origen y el color de la piel aceleran o radicalizan los escándalos en Twitter o Instagram. Un ejemplo muy claro es el político Éric Zemmour, que continuamente sostiene en sus apariciones en los medios de comunicación mensajes racistas y de odio, en los que no duda en llamar asesinos y ladrones a los inmigrantes. Aunque fue juzgado y condenado por incitar al odio, sigue diciendo las mismas barbaridades sin que pase nada”.

«El mal uso de las redes sociales ha roto un orden que parecía bien establecido. Antes para hablar y hacerlo en público era necesaria cierta legitimidad. En la actualidad, cualquiera puede opinar, esté cualificado o no. Sólo parece importar, no el conocimiento del tema en cuestión, sino la popularidad del que habla. Todo parece resumirse en la carrera por conseguir más seguidores”.

Arthur Rambo expone una situación que el propio Cantet no duda en tildar de poco moral, “por lo que hay que combatirla, no silenciarla”.

Arthur Rambo

Dirección:  Laurent Cantet

Guion: L. Cantet, Fanny Burdino y Samuel Doux

Intérpretes: Rabah Naït Oufella, Antonine Reinartz, Sofian Khammes, Bilel Chegrani, Sarah Henochsberg

Fotografía: Pierre Milon

Música: Chloé

Francia / 2021 / 87 minutos

Golem