- hoyesarte.com - https://www.hoyesarte.com -

Boxeo de cine en 10 asaltos

1. Puños mudos: Luces de ciudad

No hay deporte que haya inspirado tantos relatos literarios como el boxeo. Homero ya menciona el pugilato en La Ilíada como uno de los juegos fúnebres. Está también en las tiras gráficas y sigue protagonizando cómics. Así que no era de extrañar que el cine, desde sus inicios, se recreara en la coreografía de los combates; y aun mucho menos que en ello brillara el genio de Charles Chaplin y Buster Keaton. Este último tuvo un gran éxito con El boxeador en 1926, el mismo año de El maquinista de la general. Chaplin, por su parte, se había subido al ring la década anterior, en Charlot, árbitro (1914) y Charlot, campeón de boxeo (1915), pero su pelea más célebre –lucha libre incluida– hay que buscarla bastante después, en 1931, en una de las joyas indiscutibles del séptimo arte, Luces de ciudad.

https://www.youtube.com/watch?v=Pg-UrMkSpQI

2. El púgil es la estrella: Gentleman Jim

En los muchos años que Joe Luis fue campeón de los pesos pesados (1937-1949), el boxeo gozó de enorme popularidad y las estrellas del celuloide, incipientes y consolidadas, aceptaban papeles de púgiles. El caso más tempranero fue el de James Cagney (O todo o nada, Ciudad de conquista), pero le siguieron William Holden (Sueño dorado), Mickey Rooney (Forja de hombres), Clark Gable (Cain and Mabel) o John Wayne (Retorno al abismo). Casi dos décadas después, Wayne volvería a ser boxeador arrepentido y a pelear de manera inolvidable en El hombre tranquilo. Pero nos vamos a quedar con el gran crápula del cine clásico, con Errol Flynn, que se puso a las órdenes de Raoul Walsh en la adaptación cinematográfica del padre del boxeo moderno, James Gentleman Jim Corbet.

3. Cuadrilátero de risa: El tigre de Chamberí

Líneas más arriba hemos mencionado a Keaton y Chaplin, pero también se enfundaron los guantes Laurel y Hardy en un cortometraje y Harold Lloyd hizo lo propio en la película La vía láctea; la misma comedia inspiraría El asombro de Brooklyn con Danny Kaye y su célebre escena de boxeo. Más divertido y entrañable resulta José Luis Ozores dentro y fuera del cuadrilátero en El tigre de Chamberí. Veintidós años después, su hermano Mariano escribió y dirigió Yo hice a Roque III, con la misma idea de entrenar desde cero a un desgraciado más torpe que débil.

4. La mafia de las apuestas: Nadie puede vencerme

Cine negro y boxeo maridan a las mil maravillas y hay muchos motivos que avalan la mezcla: El ídolo de barro, Cuerpo y alma, La ley del silencio, Marcado por el odio, Más dura será la caída… De todas ellas merecen todos los elogios los apenas setenta minutos que dura Nadie puede vencerme de Robert Wise. El director de West Side Story firmó una obra canónica del subgénero protagonizada por Robert Ryan con uno de esos argumentos ya clásicos en estos relatos: el del púgil venido a menos que quiere demostrarse a sí mismo que no está acabado del todo.

5. Boxeo patrio: Young Sánchez

Del feliz encuentro entre uno de los mejores autores de cuentos, Ignacio Aldecoa, y uno de los cineastas más hábiles en la adaptación de obras literarias, Mario Camus, salieron varias y magníficas películas. La primera de ellas fue Young Sánchez. Sigue siendo una de las pocas cintas españolas que retrataron el mundo del chaval que quiere mejorar su situación saltando del ámbito amateur al profesional.

6. Vencedoras por KO: Fat city

¿Cuál es la mejor película de boxeo? Cuando abordamos las relaciones del deporte con las apuestas y el cine negro hemos citado unas cuantas que pueden reclamar ese honor. Podría ser también Fat city. A John Huston siempre le interesaron las historias de perdedores. Además, le gustaba el boxeo y practicar la lucha en cualquier lugar y circunstancia. Seguramente por ambos motivos le encargó a Leonard Gardner que adaptara su propia novela, una obra que, dijo el director Vidas rebeldes, “habla de gente que empieza a recibir tortas antes de empezar, pero nunca deja de soñar”. Tremendo retrato de, en palabras de Alfonso Bueno, “un mundo de hombres que se dejan partir el cráneo en ciudades perdidas por una miseria, que soportan los abucheos del público y acaban destrozados, meando sangre en el retrete de un motel”. Fat city es de 1972. En 1980 llegó otra cima del subgénero: el Toro salvaje de Martin Scorsese, basada en la historia real del boxeador Jake La Motta. Sabido es que Robert De Niro fue el verdadero promotor de la cinta: estaba obsesionado con llevarla al cine y encarnar al protagonista. El tesón le salió a cuenta. Más allá de los esfuerzos para ganar y perder peso, su interpretación está a la altura de las mejores de su carrera, y hablamos del actor de El cazador, El Padrino II, Taxi Driver o Érase una vez en América. En esa línea obsesiva de preparación física habría que citar al Daniel Day Lewis de The Boxer y al Mark Wahlberg de The Fighter.

7. La saga interminable: Rocky

Rocky es mucho más que la primera película de boxeo que citaría la mayoría de la gente en caso de ser preguntada. Nada raro teniendo en cuenta que ganó el Óscar en 1977, que la saga ha sido una de las más taquilleras de los ochenta y que desde entonces hasta hoy la peripecia de Balboa no se ha agotado. Vista hoy, a Rocky el tiempo no le ha pasado factura, sino todo lo contrario. Es una de las mejores obras de los años setenta y eso es mucho decir. No cabe afirmar lo mismo de casi todo lo que vino después, aunque sigan siendo para muchos niños de los ochenta un verdadero placer culpable. Como bien resume Alfonso Bueno, el mártir de la primera entrega se convirtió en un superhéroe estadounidense. El estreno en 2015 de Creed: la leyenda de Rocky puso de manifiesto que la franquicia puede darnos alegrías de vez en cuando.

8. Del ring al plató: The greatest

Si Elvis Presley podía pasar de grabar canciones a hacer películas y encima de boxeador (Piso de lona, 1962), muchos púgiles de verdad debieron de pensar que ellos también. Joe Luis se interpretó a sí mismo en La vida de Joe Luis. Otro tanto hizo Urtain (Urtain, el rey de la selva o así) y estrenaron películas como protagonistas Pedro Carrasco (El marino de los puños de oro) o José Legrá (Cuadrilátero). En general fueron muchos los que dieron el salto al cine con papeles pequeños o cameos, desde Sugar Ray Robinson a Mike Tyson, pasando por Sonny Liston. No tanto por calidad como por contar la vida de un verdadero icono del siglo XX estamos obligados a cerrar este asalto mencionando la película The greatest, que narró la vida de Muhammad Ali con él mismo de protagonista. El carisma hecho hombre.

9. Ellas dan el golpe: Million dollar baby

En Estados Unidos el boxeo profesional femenino no estuvo autorizado hasta 1996. Cuatro años después se estrenó el primer filme relevante sobre una boxeadora, Girlfight, escrito y dirigido por una mujer, Karyn Kusama. El cine europeo rodó varias historias con mujeres que saben pegarle el saco, entre ellas la española A golpes, con Natalia Verbeke de protagonista. Pero no tiene misterio, la película que no solo puso a la mujer en el cuadrilátero sino que volvió a lograr un taquillazo para el subgénero alzándose en los Óscar con los premios principales fue Million Dollar Baby de Clint Eastwood (lo cual no pasaba desde Rocky). El propio Eastwood, Hilary Swank y Morgan Freeman no podían estar mejor en esta película ambientada en “un gimnasio poblado por perdedores natos” (Alfonso Bueno).

10. Derechazos auténticos: Cuando éramos reyes

Tenemos películas para hacernos una idea de cómo se movía y pegaba James J. Braddock gracias al talento interpretativo de Russell Crowe (Cinderella Man), del propio Ali gracias a Will Smith (Ali) e incluso de Rubin Carter gracias a Denzel Washington (Huracán Carter). Pero si es posible y tienes afición, nada como ver a los verdaderos. Afortunadamente hay bastantes documentales sobre boxeadores, algunos dedicados a Jack Johnson o Mike Tyson muy recomendables, pero sinceramente es difícil encontrar algo más alucinante que Cuando éramos reyes, el retrato más atinado a eso tan trillado del “combate del siglo”, el que enfrentó a George Foreman y Muhammad Ali en Kinsasa, Zaire, un 25 de septiembre de 1974 por el título mundial de los pesos pesados. Legendario.

Sangre, sudor y puños. El boxeo en el cine [1]

Alfonso Bueno López

Diábolo Ediciones

280 páginas

24,65 euros