Cuatro años después de que la obra homónima de Jean-Philippe Daguerre se alzase con el Molière, el más importante premio de teatro de Francia, Cavayé adapta al cine este interesante drama ambientado en París en plena Segunda Guerra Mundial.
En esas difíciles circunstancias se mueven una serie de personajes que transmiten una humanidad, con todos sus vaivenes y aristas, que traspasa la pantalla. Entre ellos, François Mercier (Gilles Lellouche), un hombre sencillo que aspira a formar una familia con Blanche (Sara Giraudeau), la mujer a la que ama. François trabaja en el taller de joyería del Sr. Haffmann (Daniel Auteuil), un habilidoso orfebre de origen judío que trata a su empleado como a un hijo.
Pero la ocupación y el cerco al que es sometido Haffmann y su familia obliga a que los dos hombres tengan que llegar a un difícil acuerdo. La convivencia se va enturbiando a lo largo de los meses y sus consecuencias cambiarán radicalmente el destino de todos.
En los papeles protagonistas, Gilles Lellouche, Daniel Auteil y Sara Giraudeau, en un despliegue interpretativo de mucha altura, que están acompañados por otros reconocidos rostros de la cinematografía francesa como Nikolai Kinski, Mathilde Bisson y Anne Coesens.
Al referirse a la compleja relación que las circunstancias establecen entre los dos hombres, el actor Daniel Auteil comenta: “Es una relación en la que la dinámica del poder cambia inmediatamente. Es lo que me gustó cuando leí el guion por primera vez. El trato que el Sr. Haffmann intenta hacer es salvaje. Pero eran tiempos salvajes. Era la ley de la supervivencia. La guerra y el peligro crean un contexto en el que reaccionas como puedes a la violencia loca que te rodea. Haffmann actúa como un loco. No puede aguantar más. Porque hay un momento en que la gente que es perseguida necesita rebelarse. Incluso si pone su vida en peligro. En fin, así es como lo viví y así hice mío el personaje”.
Por su parte, Fred Cavayé, al explicar el origen de la adaptación cinematográfica de la obra teatral señala: “No quería leer la obra antes de verla, para reaccionar espontáneamente como el resto del público. Un amigo común me había dado un rápido resumen de la trama, y de alguna manera me imaginé que la obra abordaba temas que yo mismo había querido tratar durante un tiempo, como mostrar a los “malos” bajo la ocupación alemana en París. Muchas películas tratan sobre los héroes y la Resistencia, lo cual es normal, pero rara vez muestran a los colaboradores, o gente que entregó a sus vecinos por puro oportunismo. ¿Cómo puede una persona normal convertirse en un monstruo, no por ideología, sino por codicia o algo así? Entonces vi la obra y me di cuenta de que había imaginado algo diferente. Es maravillosa, pero yo quería llevarla en otra dirección. Jean-Philippe Daguerre, amigo desde hace veinte años, me dejó tomar todas las libertades posibles. Y así mantuve la premisa inicial de Adiós, Señor Haffmann pero llevé a los personajes en diferentes direcciones, especialmente a François”.
El resultado es una historia claustrofóbica rodada a través de primeros planos y muy poco movimiento de cámara que, como el propio Cavayé apunta, “aunque se desarrolla en 1942, en ese contexto histórico, el corazón de la película está en otro lugar. Podríamos trasladarla a la Calais actual con un migrante escondido en un sótano. Mostrar cómo un hombre se convierte en un monstruo es intemporal. Ha ocurrido antes, está ocurriendo ahora y cuidado, porque volverá a ocurrir”.
Adiós, señor Haffmann
Dirección: Fred Cavayé
Guion: F. Cavayé sobre la obra homónima de Jean-Philippe Daguerre
Intérpretes: Daniel Auteuil, Gilles Lellouche, Sara Giraudeau, Nikolai Kinski, Mathilde Bisson, Anne Coesens
Producción: Philippe Rousselet
Francia / 2021 / 115 minutos
Vértigo Films