Cuando ‘Lady’ Sandra Abbott (Imelda Staunton) descubre que su marido, con el que está casada hace 40 años, está liado con su mejor amiga decide abandonar su acomodadísima vida en el Londres más desahogado. Herida y desorientada busca refugio en Bif (Celia Imrie), su bohemia hermana mayor que vive en un barrio de las afueras. Hermanas, sí, pero tan diferentes: Sandra es un pez fuera del agua en comparación con Bif, que encadena citas sin el más mínimo complejo.
Sandra necesita experimentar algo nuevo y, en principio de mala gana, deja que Bif la arrastre a su clase de baile donde poco a poco un entrañable grupo de ‘baby boomers’ muy activos y atrevidos le harán ver que la jubilación, lejos de limitar con el ocaso, solo es el comienzo y que el divorcio podría darle nuevas oportunidades. A golpe de música y taconeo, Sandra descubrirá que la vida también puede bailarse, irá encontrando el ritmo y comprobará que el amor puede no saber de edades.
Sencilla, divertida y próxima, Bailando la vida es una de esas comedias en las que brilla el ingenio del cine británico valiéndose de un reparto sin desperdicio. Como queda dicho, Imelda Staunton despliega todo lo que su ambivalente personaje pide, Timothy Spall, menos histriónico que en otras ocasiones, humaniza la pantalla en cada plano, y Celia Imrie, David Hayman, John Sessions y Joanna Lumley demuestran el valor de unos secundarios de lujo.
Poco o nada importa que la trama sea previsible pues Bailando la vida ilumina al espectador en su butaca, traza una sonrisa en su cara y hace que salga de la sala a punto de intentar darle forma con los pies a esa melodía que se ha instalado en su cabeza.
¡Que nos quiten lo bailao!
Bailando la vida
Director: Richard Loncraine
Guion: Meg Leonard y Nick Moorcroft
Intérpretes: Imelda Staunton, Timothy Spall, Celia Imrie, David Hayman, John Sessions y Joanna Lumley
Fotografía: John Pardue
Música: Michael J Mcevoy
Montaje: Johnny Daukes
Gran Bretaña / 2017 / 111minutos
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