Aquella noche, en plena guerra civil salvadoreña, seis sacerdotes profesores de la Universidad Centroamericana José Simeón Caña (UCA) y dos empleadas de la institución –la cocinera y su hija–, fueron salvajemente asesinados. Sus cadáveres fueron abandonados en el jardín y las estancias de la Universidad de San Salvador.
La noticia tuvo una inmediata repercusión internacional, porque además de la barbarie del acto, entre los tiroteados se encontraba un intelectual pacifista de tanto prestigio como Ellacuría. En aquel momento, la posición de los Jesuitas de la UCA era inmejorable para mediar en un previsible acuerdo de paz, y su talante conciliador, una herramienta muy adecuada para poner fin a una década de guerra.
Inmediatamente, el Gobierno de El Salvador culpabilizó a la guerrilla del FMLN (Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional), principal fuerza política de oposición en aquel país entre 1992 y 2009. Pero una testigo presencial echó por tierra la versión oficial. Se llamaba Lucía Barrera y trabajaba como empleada de la limpieza en la UCA. Aquella noche ella vio que quienes fueron los verdaderos asesinos eran soldados del Ejército. Su testimonio, en el que se mantuvo firme pese a las fuertes presiones en las que también jugó su papel el FBI, será clave para esclarecer la verdad y hacer justicia. Su valiente y honesta postura cambiará para siempre su vida y la de su familia.
Rodada el pasado invierno entre España y Colombia, la película que originalmente se anunció bajo el título La Mirada de Lucía, se presenta definitivamente como Llegaron de noche en alusión a la premonición del propio Ellacuría, a quien en un momento de la cinta se escucha decir: “Si me matan de día sabrán que ha sido la guerrilla, pero si llegan de noche serán los militares los que me maten”.
La película comenzó su rodaje en Navarra haciendo frente a la segunda ola de la pandemia, para continuar en Colombia. El país sudamericano acogió gran parte de la trama, ante la dificultad que entraña rodar esta historia en el propio El Salvador.
Juana Acosta da vida a Lucía, la empleada de la limpieza que fortuitamente presenció la matanza sin que los asesinos repararan en ella. Una mujer anónima abrumada por los hechos, pero valiente y empeñada en que prevaleciese la verdad. Junto a ella, el también colombiano Juan Carlos Martínez en el papel de su marido, un panadero que en todo momento la acompañó en su tortuoso viaje. Carmelo Gómez encarna al Padre Tojeira, el otro protagonista vivo de la historia, siempre dispuesto a buscar el entendimiento. El propio Tojeira ha colaborado en el proceso de elaboración del guion aportando detalles precisos que contribuyen a construir un relato fiel de lo que ocurrió aquellos días.
Por su parte, Ben Temple interpreta al apasionado y beligerante Padre Tipton, probablemente uno de los jesuitas más influyentes de la época en Estados Unidos. Y Karra Elejalde se mete en la piel del Padre Ellacuría, el sacerdote que junto a sus compañeros de la Compañía de Jesús proclamaba la teología de la liberación dando voz a los más desfavorecidos, haciendo frente tanto a la guerrilla como a la férrea dictadura militar que gobernaba el país centroamericano en aquel momento.
Sorpresa y desconcierto
Uribe dirige un guion de Daniel Cebrián escrito tras un exhaustivo trabajo que ha supuesto varios años de documentación. Un guion que ha contado, tanto desde España como desde El Salvador, con el asesoramiento de la Compañía de Jesús. «Tomamos la idea de Uribe de hacer esta película con una gran ilusión», afirma Antonio España, responsable de la Compañía en nuestro país. «Lo importante del proyecto es que nos invita a tener memoria. A no caer en el olvido de lo que ocurrió en 1989 y de lo que ha estado ocurriendo en muchos lugares de Latinoamérica y Centroamérica, como es la vivencia persistente de la injusticia y la violencia».
Por su parte, el cineasta confiesa: «Mi nacimiento en El Salvador (allí vino al mundo en 1950), mi educación con los Jesuitas y la admiración que sentía por Ellacuría y su grupo, están en el origen de esta película. El caso Ellacuría, su matanza y la de sus compañeros, es uno de los acontecimientos informativos que personalmente más me han impactado en el momento de conocerlo. En mi memoria ocupa el mismo rango de sorpresa y desconcierto que me produjeron en su día el asesinato del presidente Kennedy o la muerte de Carrero Blanco».
La historia y el estreno de Llegaron de noche cobra especial actualidad cuando apenas hace unas semanas se ha reabierto el caso en El Salvador, tras la anulación el pasado año del proceso contra los autores intelectuales del asesinato. El rodaje coincidió de pleno con el juicio celebrado en la Audiencia Nacional de España y en el que el ex coronel y ex viceministro de Seguridad Pública de El Salvador, Inocencio Montano, uno de los militares salvadoreños implicados en el crimen, extraditado a nuestro país por EE.UU. hace tres años, resultó condenado a 133 años y 4 meses de cárcel por el asesinato de los jesuitas españoles.
Sobria y esclarecedora, la película, que recoge los acontecimientos que sobrecogieron a toda una generación, es más allá de su trasfondo político y social una historia de personajes, de su lucha por la verdad y la justicia en un país en guerra y de su afán por superar ese momento de horror.
Así las cosas y en el mundo de los vivos, Lucía Barrera, la única testigo de los hechos continúa, por evidentes motivos de seguridad, alejada de El Salvador en un discreto lugar de Estados Unidos que aún prefiere no dar a conocer. Allí, añorando su tierra natal, ha rehecho su vida.
Llegaron de noche
Dirección: Imanol Uribe
Guion: Daniel Cebrián
Intérpretes: Juana Acosta, Juan Carlos Martinez, Karra Elejalde, Carmelo Gómez, Ben Temple
Fotografía: Gonzalo F. Berridi
Música: Vanessa Garde
España / 2022 / 107 minutos