Cibrán, Milhomes y el Bocas son los tres desenfrenados protagonistas del libro que el gran Blanco Amor ubica en Auria -nombre imaginario tras el que se esconde la ciudad de Orense-. En ese marco, uno de ellos, Cibrán, cuenta al juez la crónica tensa e intensa de 24 horas de juerga y borrachera.

Cada uno a su modo, los tres van dejando un reguero de destrucción y de sexo equívoco y reprimido y dando pasos inestables pero decididos hacia el desastre.

Gélida mediocridad

Uno de los grandes logros de la obra literaria, que rescata muy acertadamente la versión cinematográfica, cuya adaptación fue nominada a los últimos Premios Goya, es la atmósfera que gravita sobre toda la historia. Sobre la pasión desenfrenada de los personajes reina un ambiente de fría, gélida mediocridad en la que el hambre y la represión también juegan papel importante.

Como refiere el propio Ignacio Vilar, en la búsqueda de ese torvo ambiente la película se filmó en su mayor parte en pleno invierno y en localizaciones exteriores, convirtiéndose la lluvia en otro personaje, y no menor, del conjunto.

Segunda adaptación

La adaptación de Vilar supone la segunda al cine de la obra de Eduardo Blanco Amor. En 1976, y con el título La parranda, Gonzalo Suárez construyó una película que hoy identificamos con una especie de metáfora de un país y un tiempo amedrentado en el que, por encima de las apariencias, subyacían frustración y violencia.

La que ahora llega a las pantallas es una versión de deslumbrantes interpretaciones y mucha mayor fidelidad hacia el texto del que la parranda emerge.

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A esmorga
Dirección: Ignacio Vilar
Guión: Ignacio Vilar y Carlos Asorey sobre la novela de E. Blanco Amor
Intérpretes: Miguel de Lira. Karra Elejalde. Antonio Durán Morris. Patxi Bisquert.
Fotografía: Diego Romero
Música: Zeltia Montes
España/2014/111 minutos