Desde las pantallas y a través de las tres primeras entregas, las originales, de la saga Star Wars, Darth Vader ha aterrorizado a varias generaciones. Su silueta, su respiración, sus movimientos, todo lo que rodea a la figura del mítico personaje es reconocido a nivel mundial. Todo menos un dato esencial: David Prowse, el ser humano que se ocultaba detrás de aquella negra e inquietante máscara.
El auténtico lado oscuro
Su historia es el verdadero lado oscuro de La Guerra de las Galaxias. David Prowse (Bristol, Inglaterra, 1935) es un actor desconocido para el gran público pese a haber encarnado a uno de los más depravados personajes de la historia del cine. Ni su voz ni su rostro figuraron en el montaje final de las cintas.
Su voz, porque George Lucas sin decírselo previamente a Prowse decidió sustituir su acento del sur de Inglaterra por el deje americano de James Earl Jones en el montaje final. Y su rostro, porque fue la cara de Sebastian Shaw la que el público vio cuando Luke Skywalker le quitaba la máscara a su padre en el momento cumbre de El retorno del Jedi.
Culturista y halterofílico de físico imponente con sus más de dos metros de talla, habitual de las últimas producciones Hammer y conocido en Inglaterra por haber protagonizado Green Cross, una popular campaña publicitaria de seguridad vial en los años 70 dirigida a los niños, a sus 80 años Prowse vive tranquilamente en el anonimato a las afueras de Londres. Su vida es aparentemente sencilla, pero a diferencia de cualquier otro vecino del entrañable barrio de Croydon, esconde una de esas historias qué más parecen fruto de la ficción que de la realidad. Pero hablamos de pura y dura realidad.
La aventura empieza cuando en joven director de cine español Toni Bestard viaja a Londres para proponerle a David Prowse algo que nunca hubiera imaginado: volver a rodar una secuencia de la mítica trilogía. Aquella que se le prohibió protagonizar en su momento, hace 35 años, y que impidió que el rostro de Prowse fuera tan conocido como los de sus compañeros de reparto, Harrison Ford, Carrie Fisher o Mark Hamill.
Injusto destierro
[1]I am your father descubre al gran público el hombre detrás de la máscara e intenta dar con las razones que llevaron a su destierro de la saga, porque tras múltiples y desafortunados desencuentros, que el propio Prowse no acaba de comprender, George Lucas decidió prohibirle la asistencia a cualquier evento oficial de Star Wars. La razón parece que tiene que ver con la publicación en el Daily Mail de una entrevista en la que supuestamente Prowse anticipaba el final de El imperio contraataca.
Prowse siempre negó que hubiese desvelado secreto alguno, algo que ahora confirma con rotundidad el periodista autor de aquella información: «David Prowse jamás me dijo nada de aquello sobre lo que se le acusa», declara ante la cámara.
A través de una gran labor de investigación y entrevistas con productores y compañeros de reparto, el documental repara en cierta medida la injusticia de la que fue objeto. I am your father le propone protagonizar, por fin, la emblemática escena de la muerte de Vader, algo que se llevó a cabo, aunque esa secuencia no podrá ser proyectada por expresa prohibición de LucasFilms.
Como señalaron en la presentación de la cinta en Madrid Toni Bestard y Marcos Cabotá, «nuestro objetivo es acabar con una gran injusticia, atendiendo así a miles de fans que defienden que esa escena siempre debió interpretarla David Prowse. De una manera simbólica, sin ningún ánimo de lucro, y ayudados por un grupo de entusiastas fans, hemos intentado devolver a Prowse el reconocimiento que nunca tuvo».
«Nuestra inquietud por conocer al hombre que estuvo detrás del personaje (con permiso de George Lucas) nos llevó a un terreno tremendamente emocionante que explorar. La historia de David Prowse iba mucho más allá que un simple anecdotario sobre sus vivencias en el set de la primera trilogía de Star Wars«.
«Era una historia con muchas luces y sombras», relatan los directores. «La de un hombre sencillo que de repente se vio superado por el trascendente personaje que interpretó y que se encontró de la noche a la mañana metido en la vorágine del éxito mundial de una película a priori de bajo presupuesto, en la que daba la casualidad que él había interpretado al villano de la función».
«Y descubrimos que, al igual que Vader, su imponente presencia escondía un alma dolida por una sucesión de eventos que él no había podido controlar. Creo que la vida nos brinda la oportunidad de remendar un poco el legado de David Prowse. El hombre, el personaje y el mito».
Traca final
Al término del pase de prensa en el que la película se presentó en Madrid los asistentes prorrumpieron en una espontánea e intensa ovación. Quien esto escribe y es habitual en este tipo de proyecciones hace mucho que no había vivido algo así. Cuando las luces de la sala se encendieron, desde una esquina de la última fila de butacas el propio David Prowse sonreía.
La emoción se adueñó de la sala cuando Prowse, que ahora se mueve ayudado por un par de muletas, dejó caer: «Estos chicos se tomaron la molestia de rodarlo todo de nuevo y dejarlo como tendría que haber sido. Les agradezco infinitamente que me hayan dado la oportunidad de recrear aquella secuencia en la que me desenmascaro y, por supuesto, toda su profesionalidad y esfuerzo a la hora de realizar esta película que, como es fácil imaginar, me reconforta profundamente».
Una máscara puede ocultar un rostro, pero también puede albergar una gran historia. I am your father lo demuestra de un modo incontestable.