Drácula (1958)
Su gran salto a la fama, el personaje que lo situó en primera línea, al que llegaría a dar vida hasta en diez ocasiones. La recreación del personaje de Bram Stoker que hizo el británico ha pasado a la historia como una de las más aterradoras e icónicas. Terence Fisher, director estrella de la productora Hammer (un combo que tantas alegrías dio a Lee), fue un aliado incondicional que lo volvería a dirigir en cintas como La momia y La maldición de Frankenstein.
Las manos de Orlac (1960)
Cinta de culto del terror y la ciencia-ficción, la adaptación de la novela de Maurice Renard tenía a Lee como Nero, un suspicaz mago que descubre el asombroso secreto que oculta el Stephen Orlac encarnado por Mel Ferrer, con el consiguiente intento de chantaje, ya que posee la habilidad de resucitar al espíritu maligno que descansa en las manos del protagonista.
El regreso de Fu-Manchú (1965)
Otro personaje icónico. Don Sharp dirigía el retorno de una figura creada en los años veinte por Sax Rohmer, a la que Lee daría vida en cuatro ocasiones más. En esta aventura de intriga, una serie de misteriosos estrangulamientos en Londres hace sospechar a Scotland Yard que esa encarnación del mal llamada Fu-Manchú puede seguir con vida.
La vida privada de Sherlock Holmes (1970)
Aunque Lee llegó a dar vida en cine y televisión al inmortal personaje creado por Arthur Conan Doyle (e incluso a Sir Henry en El perro de Baskerville), preferimos destacar su aparición como Mycroft, hermano de Sherlock, en esta aclamada cinta de Billy Wilder en la que el famoso detective de resolver un caso que incluye al mismísimo monstruo del Lago Ness.
El hombre de mimbre (1973)
Robin Hardy dirigió a principios de los setenta un thriller de culto (con un desafortunado remake protagonizado por Nicolas Cage en 2006) en el que un policía viaja a un misterioso pueblo escocés en busca de una joven desaparecida. Al llegar allí, descubre que unos extraños rituales tienen lugar. A la cabeza de todo aquello está el bizarro y peligroso Lord Summerisle, encarnado, no podía ser menos, por Lee. Interpretación, por cierto, que figura entre las favoritas del británico.
El hombre de la pistola de oro (1974)
Cuando James Bond aún tenía el rostro de Roger Moore hubo de hacer frente a uno de los villanos más carismáticos que ha encontrado en toda su carrera como agente secreto: Francisco Scaramanga, el hombre al que alude el título de la película, un muy bien remunerado asesino a sueldo que muestra un respeto elevado por el agente 007. Los encuentros entre Bond y Scaramanga han pasado a la historia de la saga basada en las novelas de Ian Fleming.
1941 (1979)
Resulta muy irónico para quien ayudó a capturar a criminales de guerra nazis que diera vida en esta comedia de Steven Spielberg a un capitán alemán en los días previos al ataque aéreo japonés a Pearl Harbor. Muestra clara del sentido del humor de Lee, que en esta ocasión compartía protagonismo con Dan Aykroyd y John Belushi.
El retorno del Capitán Invencible (1983)
Una rareza en la filmografía de Lee. Alan Arkin daba vida a un superhéroe caído en desgracia tras ser acusado de apoyar a los comunistas que era reclamado años después, en plena fase de alcoholismo, para ayudar a recuperar un arma secreta robada a Estados Unidos. Lee daba vida al Sr. Medianoche, enemigo del héroe protagonista, entre cuyos planes se encontraba la erradicación de etnias minoritarias en Nueva York. Y para más inri, todos cantaban.
El Señor de los anillos: Las dos torres (2002)
Quien conociera personalmente a J.R.R. Tolkien acabó dando vida a Saruman, otro personaje clave en la carrera de Lee, soberbio antagonista y némesis del otro gran mago de la función, Gandalf. Si bien el hechicero aparece en las tres entregas de la saga y en dos de las tres películas realizadas sobre El hobbit, su momento más icónico se da en el segundo capítulo de El Señor de los anillos, cuando da un motivacional discurso a una armada de diez mil soldados.
Star Wars: Episodio III – La venganza de los Sith (2005)
Hemos iniciado esta lista con un conde y la cerramos con otro. En 2002, George Lucas fichó a Lee para dar vida a un villano, arquetipo que el británico dominó a la perfección durante su carrera: el conde Dooku (cuyo nombre, según se dice, viene inspirado por el de Drácula, en homenaje al intérprete), un jedi descarriado y manipulador que ejercía sus influencias en tiempos de guerra.