Nuestra primera propuesta es Timbuktu, un drama del director mauritano Abderrahmane Sissako en el que lanza un alegato contra el fanatismo religioso y contra la sinrazón de las despiadadas leyes del yihadismo radical. Su protagonista, un padre de familia, pasa por un injusto juicio que pone en riesgo su tranquila existencia junto a los suyos.
Otro padre lo pasa realmente mal en ’71, un asfixiante y trepidante thriller de Yann Demange en el que un joven soldado británico queda perdido en la aterradora Belfast de los años setenta y pasa las horas más angustiosas de su vida tratando de sobrevivir.
No todos los padres son tan abnegados. Es el caso del que se deja ver en Maps to the stars, que parece más preocupado por medrar en su carrera que en preocuparse por los suyos. David Cronenberg realiza un retrato inquietante y satírico del Hollywood más feo y las familias más disfuncionales que lo pueblan.
Destruir a un hombre es terrible. Destruir a un hombre que solo ansía atesorar a su familia y sus bienes es aún peor. En Leviatán, la polémica cinta del ruso Andrey Zvyagintsev, éste hace una reflexión descorazonadora y gélida sobre el imparable camino de la corrupción.
De padres espirituales va la cosa en Foxcatcher, un drama de Bennett Miller que reconstruye a su manera unos escabrosos hechos reales que sacudieron el mundo del deporte en 1988. Una película sobre la obsesión por la victoria y la inevitable derrota.
Hay padres ausentes, padres en off, y madres que luchan hasta el agotamiento. En Refugiado, drama del argentino Diego Lerman, éste aborda el maltrato y la violencia de género sin subterfugios, moralinas, juicios ni ideas preconcebidas.
Cuando la figura paternal (maternal en este caso) se desmorona, la estabilidad familiar se tambalea. En Siempre Alice nos acercamos al cruel nacimiento y evolución de la enfermedad de Alzheimer. Una excusa tan buena como cualquier otra para apreciar los buenos ratos con la familia.
Nunca está de más buscar historias tiernas para ver con los padres, películas de las que dejan una sonrisa en el rostro y que, de paso, pueden dar pie a algún debate interesante. Es el caso de Samba, un drama tierno con toques de comedia que se acerca al calvario de los inmigrantes.
Si su padre es de esas personas que saben reírse de verdad, sin chistes fáciles ni obviedades, llévenlo a ver Negociador, una comedia negra de Borja Cobeaga en la que retrata las negociaciones entre el Gobierno vasco y ETA dejando al descubierto los inevitables rasgos humanos: cutrez y chapucería.
Y si prefieren tirar por lo seguro, aquello del deporte, lo suyo es Red Army, un interesante documental que da pinceladas sobre la Guerra Fría a través de las hazañas del «Ejército Rojo», la mítica selección rusa de hockey sobre hielo.