Ésta es la primera entrega de una trilogía en la que los cineastas búlgaros -hasta ahora sólo había firmado cortometrajes- se sirven de historias reales rescatadas de los medios de comunicación de su país. Como han señalado los propios autores, confían en que las próximas películas puedan pagar a técnicos e intérpretes. La que ahora nos ocupa y que ha representado con éxito al cine búlgaro en todo el mundo ha sido realizada sin ayuda estatal alguna. Nadie ha cobrado a la hora de realizarla. Pero ahí, y con mucha dignidad, está.
La enseñante enseñada
En esta primera ocasión, de enseñanza va la cosa y de docentes, porque maestra es Nadezha (Margarita Gosheva logra transmitir una naturalidad que se adueña del personaje que interpreta y hace cómplice al espectador) en una pequeño pueblo de la Bulgaria menos conocida.
En su aula se ha cometido un robo y ella se empecina en descubrir al autor y mostrarle que la integridad y la decencia son valores importantes. Pero la vida es el aula más dura, y la propia Nadezha se verá envuelta en turbios asuntos con bancos y prestamistas al tener que afrontar la amenaza de desahucio de su propia casa por el impago de un préstamo solicitado por un marido al que el alcohol le gusta más de la cuenta.
¿Qué hace que una persona íntegra pierda dignidad y decencia? Con realismo no exento de crudeza, La lección lo plantea. Entre las enseñanzas del día a día del vivir, tantas veces tan complicado, cabe incluir que las circunstancias median. Que la honestidad de las personas, en principio más honestas, también puede tambalearse. «Nadie está libre» o «todos tenemos un precio» es el corolario. Una conclusión polémica con la que muchos no estarán de acuerdo.