El buen traidor

Así lo escribe la historia. Kauffmann era el embajador danés en Washington en 1939. Al comenzar la Segunda Guerra Mundial la situación se vuelve cada vez más crítica. El 9 de abril de 1940, Dinamarca es atacada por Alemania que ocupa su territorio y exige la rendición inmediata e incondicional. Al cabo de unas horas el gobierno y el rey claudican y se declaran decididos a cooperar con los nazis.

Pero al otro lado del Atlántico se encuentra el embajador de Dinamarca en Estados Unidos, el temerario y hombre de mundo Henrik Kauffmann, que se niega a ceder ante las exigencias alemanas, se declara el único representante verdadero de una Dinamarca libre en oposición a la apisonadora nazi y en unas horas decisivas diseña un plan de rebelión para no humillarse ante Hitler y devolver la libertad a su pueblo.

Fiel a los hechos acaecidos, The good traitor se centra en una parte menos conocida de la resistencia danesa y lo hace mostrando al protagonista no como un héroe esférico, sin flaquezas, sino como un ser humano poliédrico.

Poliédrico

Casado con la hija de un almirante estadounidense amigo del entonces presidente Roosevelt -esa relación y la familiaridad de su mujer con el máximo mandatario estadounidense resultarían decisivas para que Kauffmann recibiera el apoyo final americano-, Kauffman es presentado, a través de un sólido relato en el que la fotografía juega con los primeros planos, como un hombre firme en sus convicciones, sí, pero también mujeriego (de hecho engañaba a su mujer con una cuñada) y amante del dinero y el lujo.   

Da vida al personaje el actor Ulrich Thomsen (Hermanos, Celebración) y Denise Gough (The Other Lamb, Colette). Ambos intérpretes han sido recientemente galardonados con los premios a mejor actor y mejor actriz en el Barcelona Film Festival. Completan el reparto Burn Gorman (Enola Holmes), Zoë Tapper (Mr. Selfridge), Ross McCall (Ladrón de Guante Blanco) y Henry Goodman (Destino: Woodstock).  La cinta también obtuvo tres premios en los Danish Film Awards 2021: mejor fotografía, mejor diseño de vestuario y mejor diseño de producción. 

Al referirse a The good traitor, su directora, Christina Rosendahl, señala que en el intento de trazar un retrato humano del personaje ha huido, a pesar de tratarse de una película sobre la Segunda Guerra Mundial, de escenas bélicas: “No hay armas, uniformes ni explosiones. Son los diálogos y la radio los que informan de lo que está sucediendo en los dos bandos”.