El consejero tiene problemas económicos y cree ver una salida a su situación en un negocio ilegal. Las dificultades por las que pasa no son iguales a las que pueda tener una persona de a pie, como se intuye por el coche que conduce, el teléfono que maneja, el piso donde comparte lecho con su novia (Penélope Cruz, en un breve papel) y los trajes que gasta. No quiere salir de la pobreza sino mantener su estatus. Es codicia, no necesidad.
Decidido a cambiar su suerte, se mete en un ilícito berenjenal de la mano de un par de personajes que parecen controlar del tema, Westray y Reiner, interpretados respectivamente por un Brad Pitt de estilo cowboy y un Javier Bardem más hortera de lo que cualquiera podría imaginar. Por allí ronda Malkina (Cameron Diaz) como si con ella no fuese la cosa, aunque en realidad sabe mucho más de lo que el espectador o incluso su pareja pueda intuir.
Resignados a su suerte
La codicia, la posibilidad de dinero rápido y en grandes cantidades y, tal vez, creerse un poco más listo que la mayoría son las razones que empujan al personaje de Fassbender a embarcarse en un viaje sin retorno. Como en Fargo (Hermanos Coen, 1996) el protagonista que cree tener todo bajo control descubre que hay un millón de cosas que pueden salir mal. Un millón de cosas para las que no estaba preparado y que no sabe afrontar. ¿Cómo enfrentarse a lo inevitable? Reiner, probablemente el personaje más cabal de toda la película, mantiene una postura zen desde el principio. Lo que no puede ser, no puede ser y además es imposible, y él lo sabe.
Lo más discutible de El consejero es su afán por sembrar el camino de conversaciones profundas, monólogos recargados y citas de Antonio Machado («se hace camino al andar») que a ratos suenan a impostura y a ratos, como en la última y filosófica conversación que mantiene el personaje de Fassbender por teléfono, resultan espectaculares.
Se esperaba mucho del guion del peso pesado de la literatura contemporánea Cormac McCarthy, pero lo mejor es acercarse a esta película sin ideas preconcebidas. El ritmo calmado y la desesperación del personaje de Fassbender llevan, a quien se deje y no busque una película de tiros al uso, por un camino tortuoso donde, al final, hay catarsis: nosotros jamás seríamos tan imprudentes como él. Y eso es un consuelo.
El consejero
Dirección: Ridley Scott
Guion: Cormac McCarthy
Intérpretes: Michael Fassbender, Javier Bardem, Cameron Diaz, Brad Pitt, Penélope Cruz
Estados Unidos / 117 minutos / 2013