¿Qué se gana con calificar de «obra maestra» todo lo que simplemente, y no es poca cosa, tiene interés? Viene al caso la pregunta porque, desde distintas voces, se ha calificado de «obra cumbre» esta película que, sin serlo -al menos para quien esto escribe-, guarda un notable interés.
Imparable música electrónica
Principios de la década final de un siglo que agoniza. La música electrónica francesa resuena imparable. Paul (Félix de Givry), un joven DJ, está dando sus primeros pasos en la excitante vida nocturna parisina y crea el dúo Cheers con Stan (Hugo Conzelman), su mejor amigo.
En la escena del garage house van encontrando su hueco y, cuando quieren darse cuenta, están actuando en los garitos más emblemáticos de la capital francesa.
Fiestas, amoríos, coca y vivir cada día como si fuera el último los instalan en un punto -«a aquello le llamábamos triunfo»- de vértigo y euforia. Una cumbre peligrosa, frágil y, como el tiempo se encargará de demostrar, efímera.
Aroma a resaca
En ese marco, Eden, que deja en el espectador un inconfundible aroma a resaca -la que acompañó a toda una generación cuando las luces de la fiesta se fueron apagando y los amigos se diluyeron-, refleja también las andanzas de un joven sentimental que no alcanza el amor que desea con las piezas deslavazadas con las que se va topando.
El interés de Eden, que abarca una década en la vida de sus protagonistas, se refuerza con una banda sonora que incluye temas icono para los fans de este tipo de música de, entre otros, Rosie Gaines, Frankie Knucles, Bootsy Collins y, muy especialmente, Daft Punk, dúo muy implicado en el proyecto.
Los vacíos vitales
Mia Hansen-Løve (París, 1981), tras una corta carrera como actriz y casarse con Olivier Assayas, uno de los realizadores que la había dirigido, se ha convertido en una de las voces más personales de la reciente filmografía francesa.
En 2007 debutó como directora con Todo está perdonado y dos años más tarde triunfó en Cannes con El padre de mis hijos, inspirada en los últimos días de Humbert Balsan, un productor que antes de suicidarse había colaborado con ella. En 2011 y también con magnífica acogida estrenó Un amor de juventud.
En todas ellas, y también en la que ahora presenta, laten dos constantes en su forma de enfocar las historias: el tiempo como una realidad que todo lo desgasta y el vacío vital indisociable a cada etapa de la vida. En definitiva, Hansen-Løve nos recuerda que, pese a las apariencias, el Edén no es lo que creíamos.
Dirección: Mia Hansen-Løve
Guión: Mia Hansen-Løve y Sven Hansen-Løve
Intérpretes: Félix de Givry, Pauline Etienne, Hugo Cozelmann, Roman Kolinka, Vincent Macaigne, Greta Gerwing, Laura Smet, Golshifteh Farahani, Vincent Lacoste, Arnaud Azoulay
Fotografía: Denis Lenoir
Francia / 2014 / 131 minutos