«El verbo es la sangre del Estado», afirma Pierre Schoeller. El director abunda, en su nueva película, en uno de los temas que obsesivamente aparecen en su filmografía: la palabra como instrumento de poder.
Su cinta relata los problemas que ha de enfrentar el ministro de Transportes Bertrand Saint-Jean (interpretado por Olivier Gourmet), desde el momento en que es despertado en mitad de la noche por su secretario. El político ha de lidiar con la crisis que desata la caída de un autobús por un barranco.
A partir de esta anécdota, el film propone una reflexión sobre las luchas de poder que se viven en las altas esferas políticas. ¿Qué sacrificios están dispuestos a aceptar los hombres ávidos de poder? ¿Cuánto durarán en un Estado que devora a aquellos que le sirven?