En un universo literario lleno de realidades fragmentadas y personajes atormentados, Rulfo destaca por su habilidad para mezclar lo sobrenatural con lo humano, explorando temas eternos como el amor y la muerte en un México prerrevolucionario, envuelto en una niebla sombría y espectral. Su narrativa nos sumerge en un mundo donde las almas no encuentran paz y la muerte es solo otra dimensión de la vida. Este aspecto fascinó a autores como Gabriel García Márquez, Jorge Luis Borges o Susan Sontag, quienes reconocieron en Rulfo una voz única capaz de trascender generaciones.
Para quienes aún no han leído Pedro Páramo (1955), siempre recomendaría primero la novela y luego la película. La obra literaria enfrenta al lector con un universo donde las almas de los muertos habitan entre los vivos y las voces perdidas resuenan en cada rincón de Comala. Este pueblo ficticio es un protagonista en sí mismo y representa uno de los rasgos distintivos del realismo mágico, donde incluso los lugares tienen vida propia. No es casualidad que García Márquez afirmara que, sin Pedro Páramo, Cien años de soledad no habría existido.
Es complicado llevar la literatura de Rulfo al cine, dada su narrativa fragmentada y su enfoque en lo inefable. A lo largo de los años ha habido tres intentos anteriores: la primera versión de 1967, dirigida por Carlos Velo; la de 1978, por José Bolaños; y la previa a la de Rodrigo Prieto, la de Salvador Sánchez, estrenada en 1981. Aunque se reconocen como un esfuerzo importante, muchos opinan que esas adaptaciones no lograron capturar la profundidad de la novela ni su simbolismo.
La nueva cinta de Netflix ha dado mucho de qué hablar y propiciado opiniones encontradas. En términos de producción y marketing, cumple con los estándares de calidad que uno esperaría de una plataforma global. Hablando de la película propiamente, desde la fotografía hasta el diseño de arte y la ambientación hacen justicia a la atmósfera sombría y enigmática de Comala. Sin embargo, a nivel interpretativo, las actuaciones resultan carentes de la intensidad y autenticidad necesarias para dar vida a los personajes complejos y desgarrados de Rulfo.
El verdadero valor de esta adaptación radica en su esfuerzo por rescatar y poner en primer plano una obra fundamental de la literatura hispanoamericana. Una novela que trasciende épocas y fronteras, y su regreso en esta nueva producción es un recordatorio de su vigencia y de su influencia en la literatura universal. La película cumple con el propósito de reactivar el interés por un autor que sigue siendo uno de los pilares de nuestra literatura.
¿De qué trata, entonces, Pedro Páramo? Es el viaje de descubrimiento y desilusión de Juan Preciado, pero también es una reflexión sobre el amor y la pérdida. Los personajes están atrapados no solo en Comala, sino en sus propios deseos, rencores y en un amor que no encuentra descanso. Es un amor obsesivo, eterno y trágico que refleja la relación de la cultura mexicana con la muerte: una convivencia constante con lo que ya no está, pero que de alguna manera sigue presente.
Rulfo rompe con la linealidad y presenta una historia fragmentada, donde el tiempo parece diluirse. Su novela está construida a partir de destiempos y de voces múltiples, de vivos y muertos, creando una atmósfera de eterno presente. Esta narrativa desafía al lector (y ahora al espectador) y lo sumerge en un sueño en el que pasado, presente y futuro se entrelazan, reflejando la naturaleza suspendida de Comala.
Con esta nueva adaptación, Netflix se aventura a reinterpretar una obra monumental, tratando de hacer justicia a esa estructura no lineal y a esa multiplicidad de voces que caracterizan al escritor. El desafío consiste en trasladar la atmósfera de desolación, los destiempos y las conversaciones con el más allá que construyen en la obra original una experiencia que va más allá de la trama.
El estreno de Pedro Páramo es una oportunidad invaluable para redescubrir a Juan Rulfo, un autor que, con un puñado de páginas, dejó una huella imborrable en nuestra literatura.
Para saber más: Caja edición conmemorativa del centenario del nacimiento de Juan Rulfo, que incluye las versiones definitivas de El Llano en llamas, Pedro Páramo, El gallo de oro y otros relatos. Editorial RM. 2017. 456 páginas.
Adaptaciones anteriores
1967. Director: Carlos Velo. Aunque se valora el esfuerzo realizado para llevarla a la pantalla, esta primera adaptación recibió una recepción mixta, en gran parte debido a la dificultad que entraña capturar la profundidad y el simbolismo de la novela.
1978. Director: José Bolaños. Realizada en un formato de miniserie para la televisión mexicana, intentó ser una adaptación más fiel al texto, explorando el enfoque fragmentado y la multiplicidad de voces que caracterizan el libro.
1981. Director: Salvador Sánchez. Producida para el cine y con una propuesta visual destacada, esta versión intentó acercarse a la atmósfera mística y espectral de la novela. A pesar de su calidad estética, sigue enfrentando las dificultades inherentes de adaptar la compleja narrativa de Rulfo.