La idea de relanzar una vez más a Superman, tras el fallido intento de Bryan Singer, nació al abrigo del éxito cosechado por Christopher Nolan con su visión adulta de Batman. Warner Bros empezó a pensar entonces que el personaje creado por Jerry Siegel y Joe Shuster podría gozar de una nueva oportunidad si esta vez las cosas se hacían bien desde el principio. Para ello formaron un trío que, a priori, tenía todos los visos de saber dónde se metía y experiencia suficiente como para conseguir darle una nueva vida al mito del superhombre de los cómics.
David S. Goyer fue el encargado de escribir el guión partiendo de una idea de Zack Snyder (director) y Christopher Nolan (productor). El resultado es un texto que coge un mito que lleva vivo 75 años y lo moderniza desde el respeto al personaje y a toda su simbología. Adiós a los colores chillones del traje, a los calzoncillos superpuestos, al caracolillo en la frente, a la kriptonita y a una personalidad patosa hasta el extremo para esconder sus superpoderes. El Hombre de Acero [1] revisita el mito de Superman y lo reescribe modernizándolo en apariencia, sí, pero también dándole más profundidad al personaje.
El nuevo traje de Superman goza de un aspecto mucho más moderno y resistente que el original. Recuerda en cierta manera al del Hombre Araña en The Amazing Spiderman. Pero lo importante es que Goyer, Nolan y Snyder han ido un poco más allá haciendo algo que parecía complicado, humanizar a Clark Kent/Kal-El (Henry Cavill). Superman es un alienígena enviado a la Tierra cuando solo era un bebé por sus padres. Criado por Jonathan y Martha Kent (Kevin Cotsner y Diane Lane), Clark se enfrenta cada día a la difícil tarea de comprender quién es. Como hizo Nolan con Bruce Wayner, Snyder sumerge al espectador en las dudas de un extraterrestre del que resalta su lado más humano.
Un héroe en busca de identidad
[2]Se deja a un lado el juego de la doble identidad porque primero debe aclararse él mismo. Clark Kent/Kal-El no sabe quién es, no sabe qué hace en la Tierra, ni si tiene una misión que cumplir. Ni si quiera sabe si debe darse a conocer o seguir viviendo en el anonimato.
Para descubrirlo hace como Bruce Wayne en Batman Begins, deja atrás todo para convertirse en un nómada. Clark abandona su entorno más o menos controlado de Smalville, en Kansas, e inicia un peregrinaje que le lleva a trabajar como pescador, camarero… Siempre intentando pasar desapercibido. Algo que su fuerte código moral le impide. Si alguien está en apuros no puede evitar acudir en su ayuda.
Así comienza El Hombre de Acero, con Clark Kent convertido en pescador intentando ocultarse tras la barba y una identidad falsa y poniéndose al descubierto cuando una plataforma petrolífera arde en medio del mar. Dando la cara por una chica al que un cliente borracho acosa. O salvando de un robot alienígena a una curiosa Lois Lane (Amy Adams) que lo ha seguido al ver que se adentra en un glaciar en plena noche.
Sin Luthor, pero con Zod
[3]Para ayudar a la construcción del personaje y dotar de mayor sentido a su lucha interior, a su conflicto de identidad, su antagonista por antonomasia en los cómics no servía a este propósito.
Si lo que Snyder y Nolan querían es que Superman se decantase por su lado humano, haber elegido a Lex Luthor como el malo de la película habría sido un error. De ahí que esta vez el enemigo sea el general Zod (Michael Shannon), un compatriota de Krypton que mató a su padre, Jor-El (Russell Crowe), dio un golpe de estado en su antiguo planeta y ha llegado a la Tierra para acabar con la raza humana.
El Hombre de Acero, como era de esperar, es la primera de la saga. En Warner ya están pensando en si sería posible rodar la segunda entrega a tiempo para estrenarla el próximo año. Y como primera de una franquicia que se augura de éxito, se trata de un prólogo en el que el protagonista único e indiscutible es quien debe ser, Superman. Otros como Perry White (Laurence Fishburne), al que han cambiado el color de piel, o Jenny Olsen, personaje que en los cómics es un chico, tienen una aparición meramente testimonial.
Dignificando a Lois Lane
[4]Si a Superman le han modernizado sus símbolos y dotado de una personalidad más compleja y humana, a Lois Lane los guionistas le han hecho un gran favor.
La periodista del Daily Planet ha pasado de ser una correveidile con un ego desproporcionado incapaz de ver lo que se esconde tras las gafas de su compañero de escritorio a convertirse en la sidekick del héroe. En El Hombre de Acero, Lane descubre pronto la verdadera identidad de Superman y se convierte en su mejor aliada.
Snyder y Nolan han modernizado el mito de Superman desde el respeto y manteniendo la esencia del personaje. Se han deshecho de lo que consideraban accesorio (y en ocasiones ridículo) para equiparar en cine al Hombre de Acero con el Hombre Murciélago. El Superman de Richard Donner y Christopher Reeve siempre estará ahí. Ni se les puede ni se les debe comparar. Superman tuvo su momento como lo tuvieron Batman y Spiderman. Ahora son los tiempos de El Hombre de Acero, El Caballero Oscuro y The Amazing Spiderman.
Los estrenos de la semana
- El Hombre de Acero, de Zack Snyder
- Después de mayo, de Olivier Assayas
- Hannah Arendt [5], de Margarethe Von Trotta
- Laurence Anyways, de Xavier Dolan
- Mi encuentro con Marilou, de Jean Becker
- Monstruos University, de Dan Scanlon
- La lapidación de Saint Éttienne, de Pere Vilà Barceló