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El irrefrenable dolor de Marguerite Duras

Al encontrar dos viejos cuadernos en una caja olvidada, Marguerite Duras (1914-1996) recuerda su pasado. En la Francia ocupada, la joven y brillante escritora participa activamente en la Resistencia junto con su marido, Robert Antelme. Cuando Robert es detenido y deportado por la Gestapo, Marguerite se embarca en una lucha desesperada para conseguir su regreso. El final de la guerra y el retorno con cuentagotas de los prisioneros suponen para ella el comienzo de una espera insoportable, una agonía lenta y callada en medio de la algarabía por la liberación que se vive en las calles de la capital.

Estrenada, como no podía ser de otra manera, con gran éxito de crítica y público en Francia, Marguerite Duras. París 1944 no sólo retrata la figura de la escritora, sino también el ambiente de tensión que se vivía en las calles de París a finales de la Segunda Guerra Mundial. Estamos ante un gran testimonio sobre el conflicto moral y político de la justicia en una época de vencedores y vencidos.

Marguerite

Nacida en Saigón, en la entonces Indochina francesa, a principios del siglo XX, Marguerite Duras fue una novelista, guionista y directora de cine que con el tiempo se convertiría en una de los emblemas femeninos de la intelectualidad francesa contemporánea. Pieza esencial de la corriente literaria Nouveau Roman. En 1939 se casó con Robert Antelme y ambos participaron en la Resistencia francesa durante la Segunda Guerra Mundial. Pese a que ella pudo escapar de una emboscada, Antelme fue apresado y enviado a un campo de concentración.

Tras sus primeras novelas La impudicia, La vida tranquila y Moderato Cantabile, Duras alcanzó el reconocimiento con la semi-autobiográfica Un dique contra el pacífico, basada en algunos recuerdos de infancia. En los años 60 y 70 elaboró sus novelas más celebradas.

El amante, escrita en 1984, ganó el Premio Goncourt y alcanzó el éxito mundial con más de tres millones de ejemplares vendidos y su traducción a más de 40 idiomas. Fue llevada al cine por Jean-Jacques Annaud. Con un estilo directo y descarnado, Duras volvía a retomar recuerdos de la adolescencia. Un año después publicó El dolor, recordando la angustiosa época en la que buscó y esperó el regreso de su marido moribundo durante la Segunda Guerra Mundial.

Confesión muy íntima

Emmanuel Finkiel, el director y guionista de la película, fue ayudante de dirección de Bertrand Tavernier, Krzysztof Kieslowski y Jean-Luc Godard antes de debutar en el cine con Voyages. En 2008 ganó el premio Jean Vigo por Nulle part terre promise.

“La primera vez que leí El dolor tenía 20 años –comenta Finkiel. Cuando volví a la novela treinta años más tarde para hacer la adaptación me sentí tan conmovido como la primera vez. Al enfrentarme al texto afloraron recuerdos sobre lo que había escuchado y visto en mi propia familia, que en aquella época pasó por una situación similar. Así que mi propósito con Marguerite Duras. París 1944 fue capturar la emoción del libro a través de los eventos que se sucedían”.

Califica el director el proyecto de reto personal monumental, «por el hecho de tratarse de una confesión muy íntima. Una historia que me afectó muy especialmente pues entraba en resonancia con cosas que sucedieron en relación con mi padre, que vivió una dramática situación de espera, aunque él siempre tuvo la certeza de que sus padres y su hermano pequeño jamás regresarían de Auschwitz, el campo de concentración al que habían sido deportados».

La película, a la que acaso le sobren algunas escenas que no añaden nada al buen resultado final del conjunto, tiene la intensidad que la historia merece. Benoît Maginel, como colaboracionista de la Gestapo; Benjamin Biolay, en el papel del amigo inquebrantable, y el director y guionista Emmanuel Bourdieu, que interpreta al marido de la protagonista, acompañan a una sobrecogedora Mélanie Thierry (a la que habíamos visto en La bailarina y, bajo la dirección de Fernando Trueba en Un día perfecto).

Esta Marguerite Duras no hubiera sido la convincente apuesta que es sin su medida y conmovedora participación. Ni un gesto de más para transmitir el inmenso dolor de una mujer que, materialmente, se consume al borde de una espera marcada por la desesperanza.

Marguerite Duras

Dirección: Emmanuel Finkiel
Guion: E. Finkiel sobre la novela El dolor de Marguerite Duras
Intérpretes: Mélanie Thierry, Benoît Maginel, Benjamin Biolay, Shulamit Adar, Grégorie Leprince-Ringuet y Emmanuel Bordieu
Fotografía: Alexis Kavyrchine
Francia / 2017 / 126 minutos
Distribución: Alfa Pictures