El miedo como forma de vida

Beau tiene miedo llevaba 12 años rulando en la cabeza de Aster. Según propia confesión del realizador se había convertido en una asignatura pendiente que, por fin y después de haber sufrido buen número de giros, llega a las pantallas tiempo después de que en 2018 presentase Hereditary, una ópera prima que dejó claro su personalísimo lenguaje. El mismo que al año siguiente fraguase en Midsommar, película que tuvo una gran repercusión y confirmó la visión de un cineasta que gana entregados seguidores en cada nueva entrega y vehementes, y no solo favorables, críticas.

En ésta, su tercera entrega, vuelve a demostrar su querencia por una audaz forma de narrar que tiene en el riesgo uno de sus grandes aliados. Y eso, como queda dicho, no deja frío a nadie.

Beau, el protagonista absoluto de la película, es un hombre marcado desde la infancia por la presión de una madre dispuesta a controlar cada uno de sus movimientos. El resultado de ese asedio ha convertido a su hijo en un individuo inseguro y desnortado al que todo se le tuerce. Un ser con el que nos topamos en el momento en que se enfrenta a sus miedos y paranoias al aventurarse en un viaje plagado de dificultades para visitar a su inflexible progenitora.

“Siempre he considerado que Joaquin Phoenix es uno de los mejores, si no el mejor, actor del mundo. Lo pensaba antes de trabajar con él, pero tras Beau tiene miedo mi opinión incluso ha mejorado. Es realmente extraordinario”, afirma Ari Aster, que se muestra encantado con haber podido realizar el sueño de haber rodado una película “que ha supuesto para mí una liberación. Un filme que en buena medida tiene lugar en un mundo inventado pues muchas de las situaciones que vemos no habrían sido posibles en el real tal como lo concebimos”. Respecto al fondo de lo que la cinta propone, su director comenta que “hay una gran correlación entre el miedo y el ser humano. Es algo propio de nuestra naturaleza”.

No se corta Aster al mezclar discursos y géneros para dejarnos ante un relato cinematográfico complejo, profundamente dramático e inquietante, pero salpicado de un humor negro que nos acerca a la comedia. Compruébenlo.