The Quiet Girl es una adaptación de la narración Foster, de la escritora Claire Keegan, publicada en New Yorker y declarada «Lo mejor del año» por la revista. El relato fue ampliado y editado como libro independiente en 2010 y traducido al español como Tres luces (Eterna Cadencia).
Primeros años 80. Cáit (cautivadora desde el primer plano Catherine Clinch) es una niña de nueve años que vive en un pequeño pueblo en el seno de una familia humilde, numerosa y muy poco acogedora. Con dificultades en la escuela y en casa, silenciosa y retraída, ha aprendido a encerrarse en sí misma y a esconderse de los que la rodean.
Cuando llega el verano y se acerca el parto de su madre, Cáit es enviada con unos parientes lejanos también agricultores pero mejor posicionados. Sin saber cuándo volverá a casa, la dejan con este matrimonio, casi desconocido, sólo con la ropa que lleva puesta.
A pesar de la cálida acogida de la mujer, Eibhlín (Carrie Crowley), el hombre de la casa, Seán (Andrew Bennett), mantiene las distancias con Cáit, y ella con él. Pero, con el tiempo, su tensa relación empezará a estrecharse. Poco a poco, a través de la actitud de la pareja, Cáit irá percibiendo el calor de un hogar y abriéndose a una nueva forma de vida. Pero en esta ambiente en donde crece el afecto y se supone que no hay secretos, la pequeña se topará con la dolorosa verdad que su familia adoptiva silencia.
Colm Bairéad leyó en el verano de 2018 el relato Foster y desde aquel momento supo que antes o después lo convertiría en película: «Lo supe porque tocaba muchas áreas que me preocupan, cosas que ya habían estado presentes en mis cortometrajes hasta entonces, como los complejos lazos familiares, la cuestión del crecimiento emocional y psicológico y, de forma crucial, el fenómeno del duelo y su capacidad para moldearnos. Desde un punto de vista formal, la narración en sí me resultó inmediatamente convincente. Una narración en primera persona, en tiempo presente, contada a través de los ojos de una niña. Resultaba totalmente envolvente, empática e innatamente visual. Gran parte de la historia es lo que la niña ve y siente en cada momento. La tensión narrativa se desarrolla por completo desde su experiencia y eso me pareció un reto atractivo desde el punto de vista cinematográfico. Hay una cita de Mark Cousins que sugiere que el arte nos demuestra una y otra vez que, si miramos de cerca y con la mente abierta una cosa pequeña, podemos ver mucho en ella. Me atrae mucho esta idea de que en los lugares pequeños, en una especie de humildad narrativa, se puede encontrar algo muy amplio y profundo. Sin embargo fue sobre todo el trasfondo emocional de la historia lo que me convenció de su potencial como película. Su contención y la liberación y catarsis que la protagonista vive me hipnotizó y me hizo imaginar una adaptación cinematográfica que provocase esa misma respuesta en el público».
La carrera de elogios y reconocimientos que está cosechando The Quiet Girl –el largometraje irlandés más taquillero de la historia– la convierten en una de las películas independientes más interesantes del año. Doblemente premiada a su paso por el Festival de Berlín y ganadora de la Espiga de Plata, el premio del Público y el de la Crítica en la Seminci de Valladolid, el filme ha sido nominado a los Óscar como mejor película internacional, suponiendo la primera nominación de una película rodada en irlandés en la historia de los premios.
The quiet girl
Dirección: Colm Bairéad
Guion: C. Bairéad sobre el relato Foster de Claire Keegan
Intérpretes: Carrie Crowley, Andrew Bennett, Catherine Clinch, Michael Patric, Kate Nic, Carolyn Bracken
Fotografía: Kate McCullough
Montaje: John Murphy
Música: Stephen Rennicks
Irlanda / 2022 / 95 minutos
Distribución: La Aventura Cine